2007/05/15

El quitamiedos del español



Referir manuales destinados a establecer lineamientos sobre normas de uso, vigencia y pertinencia del español cobra una especial importancia en el contexto actual. Por un lado, nunca antes había recibido la lengua española tanta atención y publicidad por parte de las instituciones y los estudiosos de la lengua; por el otro, las obras que se difunden producto de nuevas investigaciones parten, en su mayoría, de la prevalencia del uso sobre la norma lingüística. Reconocer en el español de América una estructura inmanente que niega la etiqueta cincelada de los mal llamados regionalismos cargados de innata exhuberancia, permite, sin duda, generar documentos que se acerquen a la realidad de la lengua hablada en Hispanoamérica y le otorguen la certificación que realmente merece y trasciende el ámbito de una sala protocolar.

Las herramientas implementadas para el estudio del español apuestan por resguardar la norma de cultura del uso lingüístico, —conocida tradicionalmente como norma estándar— antes que privilegiar al uso o a las variantes lexicales. Esta vigilancia se ha constituido, por citar algunos ejemplos, en la misión de la mayoría de los textos descriptivos, manuales de uso y libros de estilo a los que consultamos para atender dudas sobre nuestra lengua o el lenguaje.

La intención de preservar el estado de “pureza” no es una invención reciente de quienes creen en latente peligro el estado de nuestra lengua y reclaman a viva voz su posición de víctima pasiva frente a una posible degeneración o peor aún, su desaparición. Ya desde el Diccionario de Autoridades (1726-1739) el propósito del registro era fijar el idioma e impedir la “descomposición” de la Lengua. Forjado bajo un criterio normativo y prescriptivo, se evidenció el purismo desde el que se concebía el registro y la norma, y desde el que se creía aseguraba la permanencia del constructo lingüístico.

Según Lázaro Carreter, el casticismo como norte del estudio del léxico pretende (aún) resucitar el pasado lingüístico nacional: “El purismo no es otra cosa que la faceta negativa de esta actitud destinada a rechazar la intromisión de vocablos nuevos, procedentes de otras lenguas o de creación personal”.

Para Dubois, la función de un diccionario es definir la norma lingüística: “el diccionario autoriza palabras, construcciones y sentidos, integrándolos en el `uso´ de la comunidad”. Se comprueba entonces lo que en ocasiones hemos llamado, parafraseando a Casares, el “didactismo” del diccionario: por un lado, enseña, más allá de socializar un significado, o como afirma Calvo, resuelve no sólo dudas semánticas, sino ortográficas, aunque en el lector deba existir una prefiguración de la escritura de la palabra antes de otear sus páginas. Por otro lado, regula: el diccionario se convierte en garante y guardián del uso, so pena de creer entonces que las ausencias y las fallas son de la Lengua, más que del libro consultado y entronizado como garante de la razón.

Frente a la duda, el diccionario sigue siendo la primera herramienta. No en balde, el “gran diccionario de la Lengua española” como se refiere Francisco Javier Pérez al DRAE, constituye el texto más respetado, consultado y reverenciado como guía básica de lo que consideramos usos pertinentes que deberían formar parte (e integrarse) a nuestra competencia y cuyo propósito se concentra en su lema: “Limpia, fixa y da esplendor”.

Aunado a la aparición de todo tipo de diccionarios, asistimos a un despliegue editorial de productos complementarios concebidos a partir del estudio de la lengua española en comunidades hispanohablantes dentro y fuera de España. La creencia generalizada de que el español se degenera, la lengua se empobrece y la “pureza” de la lengua española se encuentra amenazada, significa un nicho comercialmente atractivo en el que abundan textos ausentes de criterios e investigaciones formales sobre los fenómenos que describen: pocas de estas ofertas son resultados de estudios lingüísticos y lexicográficos.


El quitamiedo de la expresión escrita

El Instituto Cervantes y el sello Aguilar concibieron, bajo el concepto de “otro manual” el texto Saber escribir, presentado recientemente en el marco de la celebración del IV Congreso de la Lengua en la ciudad de Cartagena.

El equipo encargado de realizar la confección de la obra estuvo integrado por el catedrático de Lengua Española, Jesús Sánchez Lobato, quien fungió como coordinador del texto, junto con los especialistas y docentes Ángel Cervera, Guillermo Hernández y Coronada Pichardo, quienes finalizaron el proyecto en algo menos de un año.

Bajo el singular título no se esconde alguna intención ampulosa ni una pretensión de panacea amordazante destinada a ceñir el léxico de los hispanohablantes. Para Lobato, este es un texto descriptivo, no un manual de prescripción discursiva. Se trata entonces de recomendar y brindar herramientas sobre el español actual, “que no es mejor ni peor que en épocas pasadas y que es el que utiliza nuestra sociedad, impregnada por la rapidez de los medios de comunicación”, afirma el investigador.

Saber escribir nace con la intención de ejercer el ejercicio escritural en todas sus variantes. Luego de sugerir esquemas de creación, ofrece la elección y aplicación de técnicas de revisión y corrección en cualquier texto.

La estructura del contenido se inicia con el capítulo “La lengua española”, apartado en el que se pretende aclarar algunas falsas ideas sobre la concepción del español y donde confluyen, opuestas y disímiles, visiones tradicionales e innovadoras sobre su enseñanza y estudio. A partir de este capítulo que coadyuva a “derribar muros” sobre elementos como uso, norma e ideal de lengua, encontramos quince apartados en los que se tratan aspectos relacionados con comunicación, lenguaje, ortografía, gramática, proceso de escritura, construcción de textos, modelos textuales, redacción y autocorrección. Completa esta edición un capítulo broche dedicado a la escritura en las nuevas tecnologías, donde se aborda de manera breve y concisa el uso del lenguaje en el correo electrónico, blogs, chat y mensajería instantánea.

Saber escribir surgió, inicialmente, como un manual de enseñanza para la redacción de diferentes tipos de textos, desde estructurales modales y funcionales hasta textos académicos y trabajos de grado. Sorprende la sencillez del lenguaje, las sugerencias y recomendaciones que plenan sus páginas. Motiva, desde el primer párrafo, pronunciarse sobre las discusiones referidas al habla y la lengua hablada en español: tradición y “pureza” en la lengua española, criterios de corrección, empobrecimiento de la lengua, préstamos léxicos, extranjerismos, descuidos idiomáticos, incorrecciones, sexismo en la lengua española, usos dialectales y regionales, tradición e innovación.

Luego de fijar posición y abrir la discusión sobre el estado general de la lengua que hablamos, la estructura temática aborda la concepción de la comunicación en la lengua española, indicando algunas recomendaciones sobre la escritura y valoración de lo escrito; para luego pasar a explicar de manera pormenorizada los elementos que forman parte de un texto desde el punto de vista gramátical y sintáctico.

Finalmente, antes de invitar a adentrarse en los linderos de la escritura en el ámbito de la computación lingüística, en Saber escribir el lector atento disfrutará y participará de discusiones actuales que lo llevarán a formarse desde el punto de vista crítico como hablante para luego convertirse en un hablante activo con dominio de algunas reglas y aplicaciones, además de un cuerpo de recomendaciones sobre la pertinencia, uso, modelos y casos a considerar frente a la página en blanco. Así mismo, quien se acerque a estas páginas encontrará recomendaciones sencillas sobre el arte del quehacer de la escritura. Un manual que busca satisfacer dudas básicas y generalizadas al usuario no iniciado y al mismo tiempo acompañar al lector, investigador o escritor en su encuentro permanente con el universo inasible, polisémico y evocador del lenguaje.


4 comentarios:

Juliana Boersner dijo...

Hola, amiga:

Por acá sólo un comentario muy breve. A partir de la mitad del comentario sobre el libro (o la reseña, más bien) tuve que ir a por el libro, es decir, que definitivamente cumple su cometido que es invitar a la gente a leerlo y consultarlo.
Más comentarios, aparte.

Un beso,

Dakmar Hernández dijo...

... Gracias por tu comentario, linda!!

Sí... después de revisarlo, cuénteme qué le parece el manual...
Besos

Miguel L. Vidal dijo...

Gracias por la reseña de este libro, no lo conocía, parece muy interesante, iré a por él.
Muy interesante tu blog y un ejemplo de buena escritura.

Dakmar Hernández dijo...

Hola MIguel

Es un honor contarte entre mis visitantes.
Conocí tus blogs por Ciberescrituras, un lugar muy querido y muy visitado por mí.
Te felicito por tu trabajo escritural y poético; particularmente las líneas de investigación que desarrollas en Zibereskola y la Bitácora del galeón.
¡¡Saludos y vuelve pronto!! :)