2008/04/21

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Ufff... había "olvidado" el tránsito y el remedo de gimkana del baño de sol, cambiar pañales, tetazos itinerantes y continuos, sacar gases, bañar, pasear, acariciar con la naricita, susurrar, cantar y volver a empezar. A pesar de la tranquilidad de Andrea (tanto o más que el Sebas, lo que significa un lujo para cualquier madre) es hermoso y absolutamente agotador, sin dudarlo. Ya pasé por los días de sentirme la big mama y ahora el cuerpo se redimensiona, tengo lolas de concurso, toda mi ropa me parece de estreno (mención aparte los regalitos que recibí por mami, claro) y comienzan a aparecer los horarios, sutiles, de comida y sueño. Andamos enamorados en el apartamento. Sebas acaricia uno de los bracitos y los mueve como si fuera una muñeca de porcelana... le sonríe y voltea a mirarnos. Todos arroba (dos), sobrepasados, embelesados, pues. Hay que aprovecharlo al máximo, pasa todo tan rápido.

Estoy en días de entrega y terminando de corregir un libro en el que me acompañaron las pataditas de pre estreno de Andrea. Visito, reviso correo y respondo los comentarios que dejan acá. Gracias por la comprensión en esta semi ausencia que supone que ando con mi koalita de estreno que acapara gran parte de mi tiempo... ya volveré a agarrar el ritmo.

Para no abandonar el ejercicio y a propósito de la manuntención del blog, la vigencia y la escritura, el hartarse o abandonar el blog: altamente recomendable el post que coloca Juliana en Ciberescrituras, uno de mis destinos favoritos y obligados.

Que lo disfruten...

2008/04/13

El ignorante cosmopolita (versus la promisoria literatura venezolana)*


Hay nombres de autores y títulos (sobre todo de narrativa, por cierto) que se nos han vuelto familiares, aún sin necesidad de leer lo que han escrito. Firmas, autores con honores, experimentados o destinatarios algunos de una fama que precede a sus ejercicios literarios o que los coloca en el mapa como autores venezolanos con reconocimiento internacional.

Acostumbrados como estamos al hecho que de vez en cuando aparezca un venezolano como sujeto de titulares, puede ser que nos olvidemos del andamiaje compuesto por casas editoriales, editores, publicistas y algunos adminículos diversos que ayudan a lograr el reconocimiento y difusión de la obra en cuestión. Por otro lado, cada vez más venezolanos engrosan la lista de escritores que ya sea desde el exilio o producto del apoyo de grupos editoriales y concursos literarios foráneos, publican y gozan de prestigio fuera de nuestras fronteras.

Para el escritor Fedosy Santaella, más allá de especular con nombres de escritores venezolanos dignatarios de éxito en un futuro cercano, habría que detenerse a pensar en lectores, editoriales y “otras exigencias culturales” que bien podrían ayudar a posicionar a los escritores venezolanos en el exterior.

“En nuestro país”, dice, “algunos, no todos, sufrimos la extraña enfermedad del ignorante cosmopolita: pensar que lo de afuera es mejor que lo vernáculo y, lo que es peor, despreciar lo criollo. El pensamiento que no podemos escuchar pero que la telepatía de la experiencia nos permite captar es el siguiente: "¡Qué va a escribir ese carajo nada!". ¡Claro! No escribimos mejor que ningún autor de Anagrama, así nos hayan publicado en Anagrama”.

Según Santaella, otro aspecto a considerar son los sellos editoriales y la inversión que realizan sobre sus autores: “Creo que hace falta un mayor apoyo de las editoriales. No es fácil llevar nuestros libros a otras partes, lo sé; pero el esfuerzo debe continuar”.

Para el escritor Roberto Echeto, no sólo es necesario el apoyo de las editoriales, también hay que aprovechar a los escritores venezolanos que ya cuentan con obra publicada en el exterior y que no son pocos: Israel Centeno, por ejemplo, ha editado ocho libros en Venezuela y uno en Estados Unidos, y acaba de lanzar la novela Iniciaciones en España. Juan Carlos Méndez Guédez, barquisimetano de nacimiento, ha publicado la mayoría de sus libros en España: El Libro de Esther (1999) finalista del XII Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos; Árbol de Luna (2000); Una tarde con campanas (2004), finalista del V Premio Unicaja de Novela Fernando Quiñónez; Tan nítido en el recuerdo (2001), y su libro de relatos Hasta luego, Míster Salinger (2008).

Otros nombres prefiguran en esta lista: Domenico Chiappe, Juan Carlos Chirinos y Ednodio Quintero, por citar sólo a algunos. Quizás, ojalá, se encuentre aquí a alguno de los escritores que, a punta de fama internacional, sean valorados con justicia fronteras adentro.



*Publicado en la revista
Contrabando, primer cumpleaños: número 12.

2008/04/09

Escribir es más que corregir


Escribir es sobre todo corregir, no creo que se pueda separar una cosa de la otra. […] El escritor debe ser il miglior fabbro, en el sentido en que Eliot usaba esta expresión para hablar de Pound. El mayor artífice, esto es, aquel que conoce mejor la técnica: en este nivel un escritor nunca será suficientemente conciente. Ésta es, sin duda, la lección de Borges: no se pueden prever el destino y la importancia futura de su obra, pero es indudable que su presencia en nuestra literatura ayuda a destruir el mito de la espontaneidad y de la inocencia del escritor.

Ricardo Piglia.

A propósito de un interesantísimo trabajo de edición que realizo actualmente, echo mano a algunos apuntes, ideas y otras hierbas que manejé, entre otros asuntos, para la construcción metodológica del Diccionario usual del editor en Venezuela, DUEV, trabajo de grado (compartido) para optar al título de Lexicógrafa y que apuesta por un corpus lexicográfico editorial de uso venezolano. Creo que cada libro a corregir implica una experiencia absolutamente enriquecedora a nivel metodológico, sin hablar de la afortunada experiencia que significa trabajar con editorazos y editorazas, -si esa es la suerte- o con diletantes que por cosas del destino son responsables de un manuscrito y nos recuerdan justo lo que no debe hacerse. En fin, que sea propicio para el debate.

El editor venezolano

Durante el desarrollo del Taller para editores de la Fundación Bigott, por allá en el 2005, abordamos el tema del editor en Venezuela. Para Miriam Ardizzone, un editor venezolano es un creador, un promotor cultural, un agente comercial, una pieza clave en la línea editorial, un gerente: “un organizador que nunca pierde de vista a sus agentes receptores, los lectores”.

Vale la pregunta: ¿Se reconoce el trabajo del editor en correspondencia con todas estas responsabilidades?

Editar es más que corregir

Al referirnos al proceso de la creación de una obra escrita, asociamos al hecho escritural con un universo de acciones, sentimientos y actitudes. Inspiración, intuición, espontaneidad, fidelidad, arte y originalidad parecieran ser algunos de los valores que atribuimos a la escritura entendida como resultado de un proceso creador, como fase previa y necesaria para la manufactura de una obra literaria, un artículo o un texto publicable.

Documentadas se encuentran experiencias de creación de todo tipo: desde las que resultan de una combinación de contextos y épocas determinadas, hasta las que arrojaron sobre sus autores mitos y etiquetas dada la profundidad de los asuntos o las experiencias tortuosas e interminables de creación y edición. Sin embargo, no aparece en los titulares el proceso de corrección y edición de la obra que llega compaginada hasta nuestras manos, así como tampoco existen las huellas en el perfeccionamiento que tiene que vivir un diamante antes de ser expuesto para su venta.

Tú editas, yo edito…

Ante la aparición de innumerables publicaciones, talleres de formación e iniciativas editoriales, la consolidación de un mercado editorial a nivel mundial que da cuenta de la existencia, permanencia y exigencia de un creciente mercado de lectores y autores, los intentos por abaratar la producción y coste de los libros y la diversificación temática que bien que puede constatarse en los anaqueles y librerías, la edición cobra relevante importancia en el contexto actual como proceso ineludible e indispensable de producción.

Aunque un escritor puede releerse y corregir invariablemente el contenido de su obra antes de pensar en publicarla, necesariamente tendrá que ser asistido por un especialista que pueda guiarlo en el perfeccionamiento de su contenido, y en el cómo desarrollar estrategias para que este manuscrito se convierta en un objeto libro o impreso con óptima calidad que potencialmente pueda ser leído y disfrutado por un número cada vez más creciente de lectores.

Lo que pareciera que no admitir discusiones es la necesidad de “profesionalización” en el campo de la edición, la abolición del mito de quien corrige es en consecuencia editor, por ejemplo; la falsa creencia de que un autor puede autoeditarse o peor aún, que los manuales de estilo son la única respuesta metodológica para enfrentarse o degustar, en el mejor de los casos, un texto.

2008/04/06

Se viene la alegría


Sí. Trepidante y de pronóstico: a pesar de la cesárea programada y todas las previsiones, mi trabajo de parto nos llevó una madrugada a buscar a Andrea. Era su día, ella ya lo sabía y nos los decía en su lenguaje uterino, en cada una de sus pataditas, en la interminable sucesión rítmica de un hipo que crecía en intensidad, como si aquel sonido amplificado cumpliera con transmitir el mensaje de su llegada.

Por ahora, la celebración, el conocerse y reconocerse.


¡Salud!



Imagen: Juan Carlos Ballesta.

2008/04/01

Y el ganador es...





Me lo ha otorgado Cristian, cómplice y compañero de aventuras literarias y vitales. Gracias, gracias, gracias. Aluciné con la imagen y suspiré ensoñando la presencia de la maquinita al lado de la Smith-Corona que adorna uno de los rincones de mi casa. Esta mañana aparecían y rondaban por mi cabeza blogs, puertos y bitácoras a los que les daría un premio sin chistar; cada vez que daba por terminada la premiación, aparecían más y más. Decidí abstenerme de las listas, colgar el premio, disfrutarlo y luego sentarme con calma y enarbolar categorías y exposiciones que le hagan mérito a ganadores y seleccionados. Una poética singularísima que dé cuenta del reconocimiento y dibuje mis hábitos internautas, un Olimpo pixelado.