2008/05/14

Tinguilitón tinguilitón*


Recopilación de Evelyn Torres

Ilustraciones de Rosana Faría y Mónica Bergna

Colección Iguana

Ediciones B

El origen de la confianza

Dicen los que saben que este libro es uno de los responsables del baby boom local. Para qué negarlo: hay un no sé qué de maternidad y encanto irresistible en las ilustraciones que completan esta última entrega de la colección Iguana, serie dirigida por la editora e investigadora María Fernanda Paz Castillo y en la que figuran importantes autores venezolanos como Sashenka García y Fanuel Hanán Díaz, entre otros. Sin pretender ni por asomo encasillarlo en texto destinado sólo para consumo infantil, en Tinguilitón tinguilitón se cumple aquello de que un buen libro para niños tiene que ser un buen libro para adultos. En esta obra prevalece un trabajo exhaustivo de recopilación de muestras de literatura oral, canciones, juegos rimas y poemas que invitan al encuentro y a la palabra entre niños y adultos.

En el artículo “La tradición oral latinoamericana” publicado en la revista de literatura infantil Cuatrogatos, Víctor Montoya afirma que la tradición oral latinoamericana, desde su pasado milenario, tuvo innumerables Iriartes, Esopos y Samaniegos que, aun sin saber leer ni escribir, “transmitieron las fábulas de generación en generación y de boca en boca, hasta cuando aparecieron los compiladores de la colonia y de la república, quienes, gracias al buen manejo de la pluma y el tintero, perpetuaron la memoria colectiva en las páginas de los libros impresos, pasando así de la oralidad a la escritura y salvando una rica tradición popular que, de otro modo, pudo haber sucumbido en el tiempo y en el olvido”.

Para Gabriela Mistral la poesía infantil válida o la única válida era la consistente en lo popular y propiamente el folklore que cada pueblo tiene a mano, pues en él “habita todo lo que el espíritu del niño necesita como alimento”. No es casual que la memoria aparezca entonces como espacio para recrear este espacio de coincidencias donde lo afectivo entrelaza y convoca a fortalecer los vínculos con nuestra tradición oral. Detrás de cada palabra inaugural, concebida con modesta sencillez, aparecen historias colmadas de arrullos íntimos, de anécdotas creadoras de espacios escénicos, de historias que atesoran parte de nuestro mágico patrimonio lingüístico e invitan a fortalecer los vínculos entre la voz que canta y que cuenta sentimientos desde el cuerpo, valiéndose de su aliada, la palabra.


*Publicado en la revista Contrabando, año 2, número 13.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bonita reseña, provoca salir corriendo a comprar el libro.¿ Tinguilitón es una de las razones de la llegada de Andrea?
Me encanta tu blog, escribes muy bien y es un placer leerte!!!!! saludos
Daniela Peñaloza (UCAB)

Dakmar Hernández dijo...

Hola Daniela, ¡bienvenida!
Pues claro que es para salir corriendo y comprarlo, es una belleza de libro. Si sientes eso, me doy por satisfecha :)

Tinguilitón es el responsable de algunos bebecitos y bebecitas y el libro que irradia deseos maternales en amigas y cercanas. Es un libro hermoso y peligroso. Creo que la reseña se queda corta frente a su encanto.

Además, yo suspiro con las ilustraciones de Rosana, definitivamente.

Un beso, vuelve siempre.

Dakmar Hernández dijo...

Y gracias por los piropos!!

Cristian M. Piazza dijo...

Hola Dak,

Buena letra. Ya me llegarán los días en los que tenga que pasar horas identificando eso que llaman literatura infantil, aunque esa es una categoría bien aplicable a otros textos más (in)maduros.

Beso

Dakmar Hernández dijo...

Cris
Hola. Bienvenido.
Eso es lo interesante de las etiquetas. Gracias por la acepción. Cuando te toque "analizar" ojalá tengas un compañerito o compañerita,ese sería el especialista ideal, así como prefería Picasso el juicio de un niño de nueve años antes que el dictamen de un "crítico" de arte.
Ahí te estuve viendo y viéndonos en el facebook, recordando lo que Ana Rosa definía hace un rato como "nuestro tiempo".
Qué buenos recuerdos.
Un beso,
se le quiere siempre

Cristian M. Piazza dijo...

Hola Dakmar,

Que sean esos pequeños seres la guía. De fotos de ese "nuestro tiempo" me quedan pocas, tendría que hurgar en cajas. Lindos recuerdos seguramente. Hay algo en mí que rechaza el facebook, es una especie de reacción orgánica. Ojalá se pueda entender. Igual por acá o por mi blog nos vemos, nos leemos.

Beso