2009/04/05

La huella indeleble de Héctor Torres*


Es narrador por convicción, editor, lector habitual y uno de los promotores más creativos de la literatura venezolana. Ostenta, sin pretensiones, una de las novelas más comentadas durante 2008. Héctor cuenta y celebra lo que curiosos, lectores avezados, especialistas y filósofos opinan sobre el microcosmos femenino que gravita en La huella del bisonte, su primera novela


La huella del bisonte se anota un sinnúmero de reseñas, comentarios y estudios, desde los más viscerales y psicológicamente reveladores hasta los más sesudos y casi ontológicos. Durante la presentación del libro en la feria ÚNICA, Milton Quero afirmaba que esta historia podía captar tanto al lector experimentado como al joven inexperto que apenas se inicia, pues lo narrado “son coordenadas de juventud o si se quiere: un estudio de la adolescencia con pericia de estilete… Los temas de la adolescencia, las urgencias del creador, las secuelas del divorcio, la relación entre un hombre maduro y una jovencita, se cruzan para ofrecernos una novela que se lee con deleite”.

Así parece. El mismo autor se sorprende de las reacciones y el intercambio con sus lectores, que recoge en el site dedicado a la novela, www.lahuelladelbisonte.com.Ha tenido muchas reseñas, no sólo en revistas y espacios convencionales, también en blogs y en correos muy amables de amigos y desconocidos. Creo que funcionó bien el hecho de colocar mi dirección en la solapa”.

Siete años de correcciones produjeron al menos ocho manuscritos y la versión final de La huella.”Produce una gran alegría, por supuesto, pero también un gran alivio. Lidiar con una historia durante tanto tiempo, para luego verla, al fin, publicada, genera mucha tensión y ansiedad acerca de las opiniones de los lectores. Comprobar que tuvo tan buena receptividad me produce la satisfacción de saber que ese obsesivo afán de reescritura se justificaba en el hecho de crear un texto que supo encontrar y seducir a sus lectores”.

Al ritmo de una canción

En La huella del bisonte abundan los guiños referidos a los tardíos años ochenta. En medio de este escenario, una canción cruza transversalmente la historia y marca el ritmo de los encuentros y tropiezos. “Necesitaba que la canción "La fuerza del destino", que el protagonista debe sufrir por aquello de "el cuerpecito de gitana / mujer a medio terminar" sonara frecuentemente a lo largo de la historia y en las ocasiones más inesperadas. Para no forzar la credibilidad de la historia, la ubiqué en el mismo año en que la canción estaba de moda, por lo que no extrañaría al lector que se escuchara en cualquier momento”.

Pura controversia

Sobre una tríada de personajes bien diferenciados descansa la estructura de la historia. Mario es un guionista estancado, desapegado y sin sobresaltos que se reencuentra con Gabriela, su tranquila y madura hija adolescente. Esta relación aparece marcada en primer lugar por la irresponsabilidad paterna y luego por la conveniencia de las experiencias vitales y actitudinales de la niña como atractivo material creativo para superar el estancamiento de ideas y soslayar su ausencia acumulada. Durante ese proceso aparece Karla ―antitesis de Gaby y su mejor amiga― summum de rebeldía, inmadurez, sensualidad y pragmatismo. La relación entre ellos es telúrica y en ocasiones, dolorosa. El trabajo de Héctor en la construcción de sus personajes es tan meticuloso que despierta sensaciones insospechadas y reacciones inmediatas de defensa, ataque o desagravio por parte de algunas lectoras de su novela.

La apreciación se convierte en un asunto metaliterario y surgen argumentos diversos, algunos teñidos de falsa moralidad y más de las veces con resquicios de experiencias singulares irresolubles. “Usualmente las lectoras toman partido con respecto a los personajes femeninos en función de sus propios recuerdos: hay las que dicen que fueron Gabrielas. Otras, sin pudor, dicen que fueron Karlas, con todo. Hay las que odian a las Karlitas, que siempre se le adelantaron en todo. Sin duda los personajes suelen llevar a las lectoras a verse reflejadas en ellos”.

Tratar de explorar el intríngulis femenino resulta una acción flaubertiana en la que no pocos han naufragado. En su caso, Héctor se asume como un curioso enamorado de la psiquis femenina. “Las mujeres y las adolescentes son personajes psicológicamente muy complejos. Como en algunas artes marciales, usan la fuerza del otro a su favor. Esa aparente fragilidad en su aspecto, en contraposición con las emociones que pueden despertar si se lo proponen, todo ese tipo de cosas me parecen maravillosas”. No es casual que en las tertulias y encuentros el público insista en la existencia real de sus personajes. “Suelen preguntarme dos cosas, invariablemente: cómo recabé tanta información acerca del mundo interior femenino, y si la novela es autobiográfica (risas). Obviamente, responder la segunda pregunta hace que pierda gracia”.

Asimismo, con un cliché como marca de fábrica se forjó la idea de La huella del bisonte como novela erótica. Torres presume que el cuidado que le prodigó a las escenas de sexo produjo esta clasificación. “Al menos tres personas, entre ellas Rubi Guerra y Daniel Pradilla, me han dicho que no les parece en lo absoluto una novela erótica, que es una historia sobre la vida y la muerte, que me parece que en el fondo sería el tratamiento más justo; pero cada lector tiene derecho a su interpretación”.

El trabajo creativo y sistemático que realiza el autor desde sus portales y proyectos cuenta con el apoyo inexorable de mujeres de la talla de Lennis Rojas y Ana Teresa Torres. Enamorado confeso de la psiquis femenina, comenta que pagaría por saber lo que piensan las mujeres. “Descreo de ese extendido dicho de que las mujeres son para quererlas pero no para entenderlas: estamos obligados a entendernos. En lo personal, no dejo de maravillarme con la psicología femenina”.

Coordenadas:

www.ficcionbreve.org

http://elsubrayadoesnuestro.blogsome.com
http://ficcioncaracas.blogsome.com

Ficción breve en Facebook: http://www.facebook.com/group.php?gid=26597829264&ref=mf

*Publicado en Revista Contrabando. Año 3. Número 18. 2009

3 comentarios:

Zayi Hernández dijo...

me ha gustado toda la entrada pero me quedo con lo de que somos para querernos y no para entendernos, porque eso precisamente, es lo que buscamos.
besitos

Gustavo Valle dijo...

Muy buena entrevista. Justo me estoy leyendo la novela ahora. Saludos.
G.

Dakmar Hernández dijo...

Zayi
Gracias por tu visita y tus comentarios. Bienvenida siempre.
Gracias Gustavo! Me gustará mucho conocer tu opinión cuando termines de leerla...
No te dejo mensajes, pero paso a visitarte a menudo :)
Saludos!