2010/07/19

Rock, vida y respeto



No. No tengo el tiempo que quisiera para escribir y regodearme en mi blog. Sufro, claro, como drama queen que se precie y que ame escribir-se. Estas últimas semanas han estado tan movidas que apenas parpadeo y un nuevo estímulo me sacude los paradigmas habituales. 
Mi hermanita, Oriana, es la encargada de regalarme las texturas que últimamente dinamizan el slow motion que lucen las entradas. Cambio de vestido como quien promete salir a relucir again. Consideraré escribir de madrugada.

Vida, máximo respeto
Me fui hace unos días emocionada al Malpensante, recorrí las emotivas y desgarradoras imágenes de un Cerati sonriente que ocupó la mayor parte de la galería de Nora Lezano, me hice de los libros que pude llevar conmigo y descubrí "La Pelu", un delicioso proyecto fashion cultural que me dejó enamorada sin remedio. El Librero, ese maravilloso proyecto del que me siento parte (aunque no publique actualmente, por encontrarme trabajando nuevamente en una editorial) se presentó en sociedad  en la hermosa sala del colegio anglo colombiano. El Librero ahora en Colombia. Enhorabuena. 

Pero también tembló la tierra (lo certifico) cuando apareció Calamaro frente a un horizonte ocupado por más de 120 mil personas que se reunieron bajo la consigna de "Vida, máximo respeto" que ostenta el festival gratuito más grande de Latinoamérica: Rock Al Parque. La oferta cultural y de convivencia de este festival se pierde de vista. Todas las tribus, tendencias y  posturas compartiendo espacio y energía durante tres días, sin alcohol, armas, drogas o violencia. La directora de la Orquesta Sinfónica es escritora, músico y rockera, encargada de dirigir el proyecto y lucir una sonrisa en la cara aunque el cansancio marque el avance de las horas. Cuando nos invita a subir a a una de las tarimas laterales para observar el mar que plena el parque Simón Bolívar siento una extraña mezcla de euforia y tristeza al pensar en Venezuela. Siento nostalgia por el país que fue.

Calamaro On The Rock

En el backing de la tarima sólo luce de vez en cuando el eslogan que acompaña incondicionalmente el desarrollo del festival. "Vida máximo respeto". Uno de los objetivos principales del festival consiste en articular el más grande proyecto cultural que ocupe espacios públicos y busque profesionalizar el rock. El gobierno municipal, la Orquesta Sinfónica Municipal y otras instituciones apuestan por mantener la hidratación, la convivencia, la seguridad y los primeros  auxilios a los asistentes. No hay consignas políticas ni de proselitismo.
Zoé, Mutemath, Hello Seahorse, Alerta Kamarada, Asian Doub Foundation, Puya, No te va a gustar, Sudakaya y muchos más.  Al pasearme entre los asistentes se me vuelven reconocibles toda clase de pancartas alusivas al comportamiento rockero de tolerancia y buena vibra. Definitivamente, no puedo evitar sentirme una extranjera. Las postales que se han impreso para conmemorar los 15 años del festival dan cuenta de escenas maravillosas y singulares. Chico-en-silla de ruedas entronizado en medio de un pogo enorme, emos, punketos, jevis, rastas, colores, actitudes, sonrisas. Antes de la salida de Calamaro se oficializa la celebración de la trayectoria del festival con la transmisión del video "A los 15 uno es ya es grande" y los gritos y aplausos se vuelven ensordecedores. Me ubico en un punto cercano a la tarima de donde pueda disfrutar el show y hacer algunas de las fotos que no puede traerme hace un par de años de Medellín. Kelvin se ha ganado el cielo, haciéndose cómplice silencioso y amable de mi actitud totalmente fan. Calamaro abre los brazos. Canciones enmarcadas por imágenes y frases de cariño hacia el público que se resiste a escuchar sus canciones nuevas y le reclama temas de Alta suciedad, Los Rodríguez y Honestidad brutal. K y yo conversamos acerca de la negativa de ver el show en la sala tan inapropiada que se ha elegido para su parada en Caracas. No obstante, el viernes, a pocas horas antes del show, me regalan la entrada y aparece un combo de amigas encantadoras con quienes compartir la aventura. El combo de las Maritzas con demasiadas cosas e historias en común. Para qué pensarlo.
Aquel fue un concierto peculiar. Más que sufrir con el sonido y sin la menor intención de acercarme a la tarima, me ubico lejos de todo y me dedico a disfrutar del set list. Aquello fue más bien cinematográfico, revelador y conclusivo. Algunas canciones reaparecen, otras surgen para convencerme de que fue una buena idea acercarme al CIEC. No puedo evitar pensar en los momentos en que la voz de Andrelo me ha acompañado. El tiempo me da la razón y no puedo evitar saborearlo junto con mi copa de vino. 
Gracias Andrés, salud.


Imágenes: Andrés Calamaro en Rock al Parque
                  Mis entradas y brazaletes en mis últimos tres conciertos de Andrelo. 100% fan

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