2011/02/18

Cuentos de Camionetica

Prolegómeno para mis historias 

No, no tengo carro. Tuve, lo viví y lo sufrí. A veces me hace falta, por supuesto. A veces doy gracias al cielo no tenerlo. 
Sí, en mi casa hay uno. Pero no es un carro, es otro miembro de la familia. Podría hacer una novela con los argumentos del flaco acerca de sus negativas ante parqueros y valet parking. Mi estatus con respecto a este  bebé Herbie de la casa es algo así como un dalero en una calle de Chacao. 

Detesto al Metro Actual de Caracas. Viví el metro amable, limpio y de grandes distancias, yo, aquella chiquita-estudiante alojada en el Extremo Lejano Oeste de la ciudad.  Mis últimas experiencias de traslado subterráneo fueron de terror, literalmente. No fui más. Cada vez que escucho a cercanos contarme de los vendedores ambulantes o las paradas sin aire en medio de dos estaciones, sufro horrores. Paso, gracias. 

Durante 2010 me hice de la ruta al trabajo un paseo a pie. Mis caderas lo agradecieron, y hasta me sentí en algún momento un  paladín de la necesaria justicia peatonal. Con el cambio reciente de trabajo vino la necesidad de "saltarse" unas cuadras que desprecian a los transeúntes e implican más que un acto de obstinada recreación, un riesgo vital permanente. Lo siento caderas, pero nuestra seguridad es primero.

Soy una observadora obstinada. Cada mañana veo el Ávila, reviso la galería en que se ha convertido la calle en la que vivo y me subo a una camioneta. 
Es inevitable ver y escuchar, aunque ande armada con el periódico o con un libro, con el iPhone escondido en modo iPod o en duermevela. Ahora, me armo de una agenda que repasa ciertos puntos básicos, que me imagino que se ampliarán en cada uno de mis viajes. 



Cuento de Camionetica 1

Qué linda es Venezuela
Feliz Viaje

Después de varios días en los que traté de acostumbrarme a utilizar transporte público en estado deplorable, por fin he logrado subirme a una camioneta decente. Me he sentado al lado de un señor amable, con el que  he compartido mi periódico. ¿Me prestas el cuerpo de Deportes? me dice bajito, casi con penita. ¡Claaarooo! suelto yo, que hablo duro, que hago demasiadas muecas y siempre abanico las manos como una aeromoza. Perdone si lo asusté. Lo pensé, pero no lo dije.
Al voltear una página, caigo en cuenta que los asientos están recién forrados y que exhiben en letras capitales "Que (sic) linda es Venezuela Feliz Viaje". Antes de desinflarme y despeñarme pensando en nuestras tragedias locales, aquello me dio ánimo durante un nanosegundo. Subo la mirada. La paleta verde grama que sirve de hilo conductor desde los asientos, arma cortinas y el  telón de fondo para el conductor. Una casa, me digo. El piso también está limpio, gracias a Dios. Y ahí está. El detalle que faltaba. Rudy La Scala chilla hasta la estridencia absoluta, multiplicado en miles de decibeles violentos que atacan desde las cornetitas que se reparten por toda la superficie. Pienso que será sólo una canción y luego seguiré acompañada de otras voces inscritas en la banda sonora del amor ochentoso, pero no; es el álbum entero. Ay ñomío.
El trayecto de mi casa al trabajo comprende un par de colas breves, para hacer unos 20 minutos en total. Cuando vamos por la mitad ya he escuchado en demasía a Rudy La Scala y su teclado ochentoso. Cuando estoy a punto de bajarme, aquello emula un viaje al campamento: Miii viiida eres túuuuu (sí, aquella de la novela "Cristal") cantan hasta desgañitarse secretarias, estudiantes y obreros calificados todos nosotros, que vamos apretujados en aquel saco color botella. Por favor en la paradaaaa, grito. Nada, era imposible que me oyera. 
Me quedo 20 metros más adelante, con mi vuelto cantado, y pensando seriamente en incorporar  a Camilo Sesto y a Tintan en mi banda sonora. 

3 comentarios:

Carolina González Arias dijo...

Hace años que no subo a una camionetica, pero tu relato es tal cual las recuerdo. Excelente descripción.

Dakmar Hernández dijo...

Gracias, Carolina y bienvenida. Sí, este es un espacio fascinante y aterrador...
Te debo el correo, te escribo pronto.
Un abrazo,

Anele dijo...

Guao!! Genial tu blog, pasate por el mio e intercambiamos visiones y opiniones...www.unmundodeperros.blogspot.com