2011/03/04

Cuentos de Camionetica

Cuento de Camionetica 3

Watatina


Fue en uno de estos viajes en transporte público en que me descubrí tarareando "Bonita" de Tintan. Anoté el nombre de la canción en mi libreta amada de turno, una Moleskine plateada que me regaló Cyn, y al llegar a la ofi la busqué el tema en Youtube. Lo siguiente fue echar mano del archivo musical  infinito del flaco y descubrir no sólo todas las canciones de uno de mis iconos favoritos del cine clásico e infantil, sino que además me hice del tributo que Caifanes, Natalia Lafourcade y Jaguares -entre otros- le dedicaran al célebre Pachuco en 2006.




Con el rey del Tibiri he intentado armarme de valor cuando me toca sobrevivir a las ocasiones en que el tránsito intransitable insiste en cerrar el acceso hacia Los Ruices o impide  seguir sin mayores sorpresas por la Rómulo Gallegos. Más de las veces, la camionetica  se detiene frente a los chicos que se atraviesan para entrar al Millenium Mall o cuando nadie le para al semáforo. Claro, el sonido ayuda a sobrellevar el desorden, aunque no se repita la atmósfera del scratch inconfundible del radio AM que refiero al principio y que me envolvió a tal punto de ponerme a cantar. Algunos de sus temas, como "Cantando en el baño" con su desparpajo y ritmo arrabalero, me seduce y acompaña, a pesar del sonido comprimido y los audífonos como muro de protección simbólico frente a tanto caos vehicular y peatonal. 

Cantar a Tintan me devuelve a ratos por las calles chilangas del DF, por el Zócalo y el Café de Tacuba, por mi amado Bar Tenampa y la plaza Garibaldi. También me recuerda a los Gatos-jazz, a Balú y a cantar sobre la búsqueda de lo  esencial. Ahora, cuando veo Los Aristogatos o El Libro de la Selva, puedo rememorar ese extraño privilegio del que gozamos los niños que pudimos ser recreados con voces como ésta. No se imaginan cuánto me alegra que mis chiquitos también puedan disfrutarlo.

Confieso que tengo un archivo de rancheras en mi iPod. Allí están muchos cantantes mexicanos, pero también españoles, como Bunbury o Carlos Ann. Un día, alguien se asustará ante alguno de mis aullidos cantando "El Jinete"... lo sé. Hoy, por ejemplo, no tuve tiempo de armarme de valor y enchufarme a mi iPod encubierto, y sufrí horrores con canciones interminables de vallenato coreadas por chicos de secundaria que ocupaban todos los asientos traseros del autobús. Cuando la cola amenzaba con convertirse en eterna, y mis oídos habían colapsado,  ya había comenzado a detectar algunas palabras que se repetían como letanías. Finalmente, casi pierdo mi parada anotando campos semánticos sobre las mujeres y el amor en el vallenato. "Eres mi mami", se quedó en mi mente un buen rato. Qué fuerte. 


3 comentarios:

Carolina González Arias dijo...

Caramba, me estoy haciendo adicta a estos cuentos de camionetica.

Miguel dijo...

Si algo me permitio esta semana santa lluviosa en Caracas, fue descubrir y disfrutar leyendo estos "Cuentos de Camionetica". Ya espero por el proximo. Otro descubrimiento fue la columna semanal que mantiene Joselo (guitarrista de Café Tacuba) en http://www.excelsior.com.mx

En especial esta me recordo este post
http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=505709

Saludos!!!

Dakmar Hernández dijo...

Qué honor tu visita, Miguel!
sacudiendo el letargo de Semana Santa, vuelvo pronto con mis aventuras terrestres por Caracas.
Un abrazo y bienvenido!