2006/12/19

Ignatz y Krazy Kat a la criolla





Aunque me esfuerzo en seguir pautas de convivencia, algunas de éstas trascienden cualquier espacio de acción compartida, pues viven en mi cotidianeidad y tienen raíces difíciles de zanjar. Convivir no es fácil, aunque tiene su encanto vivir el día a día y tratar de romper con hábitos, tradiciones, contradicciones y paradigmas.

Luego de resolver las cosas inherentes a la rutina, en nuestro refugio cae la noche y procuramos crear una atmósfera de paz “negociada”. En este micro hábitat cabe el “apagar los celulares”, condición que, por supuesto, la mayoría de las veces no cumplo. Si hay algo activado de manera explícita en mi vida, dentro y fuera de mi casa, es cumplir con el “estarás allí” para las hermanas, los amigos y las amigas, a pesar de los regaños absolutamente fundamentados de la contraparte.

Érase una vez…

La historia es un strip con matices y pequeñas variantes, pero respetando la misma estructura. Conocemos detalles y seguimos la novela aunque la transmisión no sea diaria. Voces ininteligibles y llorosas refieren que fulanito otra vez se arre&%$ porque fulanita no le dijo que después de la ofi se iba a un brindis, y que eso se tiene que acabar, que ya no aguanta más, él me pega, pero me quiere y bla, bla, bla… Y creo que esta vez sí se acabó

Mafalda (Sí, esa) dictaminaba que la telenovela argentina era una sucesión de historias interpretadas por los mismos actores pero con distintos papeles, aunque cada serie contara con variaciones argumentales y un capítulo “final”; estructura similar a esta rueda de la fortuna que implica tener una pareja. Hoy me toca a mí ser la ofendida, mañana eres tú la víctima, yo el 800-ayuda, tú la que tiene siete años de casada y sabes cómo se bate el chocolate y deberías escribir una guía para el respeto y la autoestima en el marco de las relaciones bilaterales del matrimonio. Sí, somos así. Podemos generar unas cadenas de solidaridad más duras que mármol a mis quejas o podemos quebrar la confianza de alguien con “soltar” un tímido comentario.

No obstante, creo que es un error craso el andar contando y recreando cada peleíta o escollo comunicacional. Primero, porque más gente de la cuenta se entera, y luego, no hay pareja que soporte tal repertorio de talk show como si se tratara de un programita de Antena 3, sin hablar del cansancio que produce calarse esa llorona todos los días, so pena del más contundente divorcio amistoso (o sea, de las amigas).


Las comiquitas, las novelas tipo “Los ricos también lloran”, “Cristal”, “Candy”, “Marco” y pare de contar nos j… sin remedio. Indefensos tragamos toda la distorsión posible de las emociones y vivimos buscando al maluco de Terry hasta hace unos añitos. Conozco a chicas que aún sueñan con ser Candy, aunque hace tiempo que dejaron el colegio y no aceptan que Terry no existe.

Krazy Kat

Krazy Kat es el mejor ejemplo del maltrato y la autoconmiseración en el esquema de las relaciones patológicas más comunes en el mercado. No sé si la recuerdan, pero la historia se centraba en tres personajes: Krazy, inicialmente un gato de sexo indeterminado, pero en las versiones menos antiguas, con rasgos más femeninos, parecía una gatica regordeta y tontica. Su antagonista, amor imposible e ídolo era Ignatz Mouse; mientras que un perro bulldog fungía de policía y arrestaba a Ignatz, y amaba en secreto platónico inmutable a Krazy: Offisa Pupp (el oficial Pupp), no se rendía jamás, aunque supiera que Krazy sólo tenía ojos, cabeza y palabras de amor para el pequeño e irritable ratón.

Al principio confieso que no sabía por qué ese ratoncito le arrojaba ladrillos a la pobre gata loca. Después entendí que Ignatz estaba preso en una cárcel (Coconino County, que, aunque no lo crean, queda al norte del estado de Arizona, donde se ubica el Gran Cañón del Colorado). Peor aún, supe que no amaba a esa gata abnegada de voz agudísima y que finalmente le importaba un bledo maltratarla. Y esa era una comiquita que me hacía reír a lo grande…

La trama es simple, aunque contara con variaciones. La gata adora al ratón, y espera pacientemente que salga de la cárcel para demostrarle su amor. Éste, desesperado, le lanza ladrillos a la gata para alejarla, pues no la ama y es en naturaleza un criminal. Sin embargo, ella cree que estos ladrillos son pruebas irrefutables del amor. Luego aparece el bulldog y vuelve a encerrar al ratón. Y otra vez la misma historia.

El que esté libre de gatas locas, que lance el primer ladrillito

Ni hablar de Candy, Marco y el resto de etcéteras del que no escapa el imperio Disney. Qué temprano nos enseñaron el despecho y la versión más melodramática del amor. Desaprender puede resultar más arduo que aprehender otras versiones del mismo tema. Y sin embargo, a veces falta mucho para que las parejas se den cuenta que la relación no funciona o hay algo que cambiar. Creemos que el amor lo soporta todo, cuando eso es un mito tan arraigado como el que una vez que alguien abandona, engaña o maltrata, no lo hará una segunda o tercera vez. Sin embargo, creo que esas son situaciones indetenibles, donde lo que termina, termina mal, como canta el precitado…

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Definitivamente lo de la gata es masoquismo, y de pequeña no me gustaba esa comiquita, no entendía porque el ratón le lanzaba ladrillos a la gata y ella lo que hacía era ayudarlo y desvivirse por el en halagos.

Por cierto mi niña, son seis añitos ufff!!!, pero como dice mi futuro chico Cerati... ahi vamos!!!

Carina

Anónimo dijo...

Coño Dak
No solo se te cayó la cédula, si no que abriste el expediente X. Que lloradera absurda las de disney donde todo el mundo terminaba huerfano, abandonado o borracho,
si fuera por madres solteras o padres iresponsables aqui Disney hubiese tenido argumentos hasta el 2021.
tambien hay comics dignos de recordar como la señorita cometa y el intrepido volador, capitan centella o mazinger.
Abrazos y besos al mas pequeño de la famlia
Pett

Dakmar Hernández dijo...

Hola Carina
Gracias por pasar por acá, amiguita... bueno, sí, esa comiquita es digna de seminario de análisis arquetipal...
Gracias por tu comentario.
Besos

Dakmar Hernández dijo...

Hola Petttttt
Tienes razón. La cosa está en que cuando se devuelva el boomerang no creo que el argumento sea de comiquita...
Sí, tienes razón, a mí me encantaba "el hombre par" y ni hablar del intrépido y sus archi enemigos japoneses o la tetera donde se transformaba...
Gracias por tus saluditos...
te quiero mucho...

Anónimo dijo...

Hola Feliz Día de San Valentín!
Leyendo tus reflexiones en torno al desamor, pienso:
Que empeño triste muy triste es no quererse primero a sí mismo pero ni un poquito.
Como me dijo Alfredo Chacón, "una cosa es vivir con otro y otra cosa es vivir por otro".
Una frase totalmente acertada.Que vino de alguien que ha vivido mucho.
Por eso amarse primero, para luego amar a los demás. Y compartir la vida con otro, no vivir la vida de otro.
C´est la vié