2007/01/24

Second y mini Second life




Tengo un tiempito fastidiando a unos cuantos amigos y conocidos preguntando, curioseando y comentando sobre Second Life y todo lo que que implica este site-world donde la posibilidad de construir el alter ego, teclear y dialogar, conocerse, construir, soñar, encontrarse y como si fuera poco, ganar dinero, (real money) es ABSOLUTAMENTE posible.
Hoy leí en la Coctelera la noticia sobre como la BBC Children pretende crear una versión de Second life infantil, y no puedo evitar pensar sobre el abanico de posibilidades tecnológicas y pedagógicas, así como en la cantidad de peligros a los que estarían expuestos los niños... y que no encontramos como resolver en la Second life para adultos, por cierto.
A los que tenemos hijos en edad escolar no nos resulta ajeno el lenguaje básico tecnológico y el catálogo de adminículos imprescindibles que van desde el celular con juegos hasta las versiones más complicadas de video juegos y realidad virtual.
No obstante, la mayor de las empresas como padres y madres está en administrar este tiempo, estimular el deporte, el cine, paseos, la música, la lectura, los abrazos y la conversación.
Por supuesto que Sebas tiene compu, eso sí, con acceso restringido a Internet. Aunque en casa cuidemos la navegación del pequeño internauta, más de las veces nos sorprende la habilidad tecnológica y multitasking de un niño de tan corta edad... sin hablar de su resistencia frente a nuestra regulación temporal para utilizar la computadora.
Apuesto por el equilibrio. Si algo he aprendido de Nanny 911 (sí, la veo a veces) es que los niños con disciplina, hábitos, cariño y estímulos reales, no virtuales, son más felices. Que ponerlo en práctica no sea tan fácil, finalmente es el reto y un compromiso que nos exige más cada día.
No he visto niños ni padres en Second Life... pura gente festeando all day & all night... qué curioso, qué cercano a lo que pretenden no pocos en su One life. Será que hay que plantearse cómo soñamos al ser humano en un futuro potencial al que paradójicamente podemos acceder desde ahora. Prefiero mi One life. Voy a abrazar a mi hijito. Nos vemos luego.



La imagen está en:2nd Look Image Gallery en Second Life.

2007/01/23

Diez razones por las que Internet no sustituirá a las bibliotecas tradicionales


El artículo que reproduzco acá lo tomé de la página del CEGAL-España. La info me llegó a través de Papel en blanco
(http://www.papelenblanco.com/) y me parece buenísimo citarlo acá, respetando tooodas las fuentes, por supuesto.

Para quienes no conocen de qué va el CEGAL, en el sitio (http://www.cegal.es) aparece la siguiente info:

CEGAL es la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros, y reúne a 1.300 librerías en toda España. CEGAL fue creada en 1979, en el auge del asociacionismo que surgió con la llegada de la democracia. Entre sus fines preferentes se encuentra, desde entonces, la defensa de los intereses de los libreros y la ordenación del comercio del libro.

¡¡Qué lo disfruten!!



Diez razones por las que Internet no sustituirá a las bibliotecas tradicionales

(Telesur - Venezuela)
03/01/2007

Altos costos, desorden, poca fiabilidad y constantes omisiones, hacen de la Internet, según el Decano de Servicios Bibliotecarios en la Universidad de Winthrop en el estado de Carolina del Sur, Mark Y. Herring, un recurso que jamás podrá sustituir a las bibliotecas convencionales.

Herring afirma que dos universidades intentaron, sin éxito, depender exclusivamente de la Internet, pero que las carencias de las bibliotecas virtuales obligaron, en ambos casos, construir una biblioteca tradicional con un fuerte componente electrónico.

El Decano de Servicios Bibliotecarios, quien aclara que la Internet puede funcionar como una exitosa herramienta complementaria, presentó las ''Diez razones por las que Internet no sustituye a las bibliotecas'', reproducidas a continuación:

1. No todo se encuentra en la Internet. Normalmente, lo valioso en la Red no es gratis y se hace necesario pagar cuentas de cientos de miles de dólares por la suscripción a bases de datos, revistas profesionales y otros recursos en formato electrónico disponibles por medio de la Red.

2. La aguja —su búsqueda— en un pajar —la Red. La Internet es como una inmensa biblioteca sin catalogar. Los motores de búsqueda, ni organizan la colección virtual, ni seleccionan, ni le dan la totalidad de lo disponible en la Red acerca de un tema en específico.

3. La ausencia de un control de calidad. Junto al material científico, médico e histórico, existe mucha basura. No hay control de calidad, ni confiabilidad en la Red. Tampoco se espera que llegue a haberla.

4. Lo que se desconoce puede resultar perjudicial. La gran bendición para las bibliotecas ha sido la digitalización de revistas profesionales. Aunque se dice que estas poseen artículos en formato de texto completo, esto no es siempre así. Existen omisiones que muchas veces pasan desapercibidas. Estas incluyen, en algunos casos, las notas al calce, tablas, gráficas, fórmulas, entre otros. Además, los proveedores de bases de datos tienden a eliminar artículos e incluso revistas sin aviso previo.

5. ¿Ahora se puede ahorrar en la compra de libros porque una biblioteca compra uno y lo distribuye o pasa a otras? La inversión en materiales electrónicos o digitalizados puede duplicarse e incluso triplicarse en comparación con su costo en impreso. La accesibilidad de estos no es mayor que la del libro impreso, porque está limitada por las licencias. Si tiene una licencia para libros electrónicos, no puede leerlo más de una persona simultáneamente.

6. Y, ¿qué de los lectores de libros electrónicos? Utilizar un lector de libros electrónicos por más de media hora puede resultar en un dolor de cabeza y la vista fatigada. Además, si lo que va a leer tiene más de dos páginas la tendencia es a imprimirlo.

7. ¿Podría existir una universidad sin bibliotecas? No. Herring presenta la experiencia de dos universidades que intentaron, sin éxito, depender exclusivamente de la Internet. La solución, en cada caso, fue una biblioteca tradicional con un fuerte componente electrónico.

8. Y, ¿qué de la biblioteca virtual a nivel estatal? Podría lograr que el estado se arruine, afirma el autor. El costo de digitalizarlo todo es increíblemente alto, decenas de millones de dólares en derechos de autor solamente. Y ¿cómo garantizar que los estudiantes tendrán acceso universal a estos medios? Otro problema que plantea al lector es ¿qué hacemos con los libros raros y recursos primarios valiosos una vez digitalizados? Finalmente, ¿y si se va la luz?

9. La Internet: una milla de ancho, una pulgada (o menos) de profundidad. La mayoría de los recursos en el Internet no tienen más de 15 años. Muchos vendedores de revistas electrónicas ofrecen añadir un año, a la vez que suprimen otro. El acceso a material retrospectivo es costoso. Al autor le preocupa que nuestros estudiantes del futuro conozcan —y tengan acceso a— recursos académicos de más de diez o quince años.

10. La Internet es universal, pero el libro portátil. En un sondeo reciente de aquellos que compran libros electrónicos, más de un ochenta por ciento sostuvo que prefería utilizar la Internet para comprar libros a leerlos en la Red.

Herring afirma que "nadie como un bibliotecario sabe cuánto cuesta mantener funcionando una biblioteca", y que sus colegas siempre buscan cómo ahorrar "sin comprometer el servicio".

"La Internet es una maravilla", sostiene, pero enseguida añade que "afirmar que las bibliotecas se están haciendo obsoletas, equivale a decir que zapatos se han hecho innecesarios para los pies".

Fuente (en inglés): http://www.ala.org/ala/alonline/selectedarticles/10reasonswhy.htm
En: CEGAL: http://www.cegal.es/lib/noticias/detalleNoticia.php?codigo=418

2007/01/22

Regaetón, sexo y violencia

Una de mis lecturas dominicales sabrositas, de media mañana, con luz natural, motiva este post. Aunque el tema no resulta agradable, no me considero cómplice silenciosa.

Desde el descubrimiento de la banda que cometía crímenes sexuales contra niños y adolescentes en algunas ciudades del país, el ámbito docente y el peso de la familia versus estímulos negativos y antivalores vuelve a la palestra, se redimensiona, adquiere matices y se contextualiza.
Ayer, en medio del maremagnum de periódicos y revistas me topé con el artículo de Vanessa Davies sobre sexualidad infantil y juvenil. De la serie de reportajes, confieso, leí sólo tres, dada mi surrealista carga de trabajo. Sin embargo, como mami y docente, como ciudadana, como persona, por supuesto que el tema no me resulta indiferente.

Al tocar estos temas tabuizados resulta conmovedora la ingenuidad de algunas personas y por otro lado, crispa hasta la nuca las demostraciones de arraigada ignorancia y prejuicios de no pocos. Como si de una máquina del tiempo se tratara, he escuchado y leído opiniones dignas de positivistas, protofachos y chauvinistas que podrían cometer genocidio, arrasar con indios, homosexuales, pobres: Mendel, sacúdete en tu cripta...

Recuerdo una memorable conversación-caminata con una de mis amiguis queridas que decidó apostar por el exilio. A pesar de haber nacido en aquella ciudad, saltando el charco, algunos coterráneos jamás de los jamases dejarán de tratarla como una sudaca. Lo mejor es que ella se vacila todo el asunto y cada dia crece más como persona y ser humano, con una piel que no permea el desencanto. No obstante, aquella amarga narración terminó en un ataque de risa incontenible: Anita me contaba como un chico, adicto de larga data a la droga, (a escondidas de sus padres, por supuesto) mantenido por varias mujeres, padre irresponsable, dependiente del paro, se quejaba de los inmigrantes que llegaban al reino a robarle los puestos de trabajo a los peninsulares, que la culpa de todo la tenían los demás y un largo bla bla bla, aderezado con un lenguaje monárquico, racista y acomplejado digno de la más reciente edición de Quihubo. Ja ja ja.

Por eso, decía que Vanessa recoge algunas impresiones sobre el proyecto de aula que adelantan algunos colegios para desmontar el metamensaje del regaetón, sustituirlo, convertirlo en estrategia para mejorar la calidad de vida de nuestros adolescentes e invalidar los mensajes subjetivos y denigrantes de la condición sexual, identificar lo que su mensaje les advierte, las conductas y estereotipos que fomenta y finalmente les brinda la oportunidad de decidir sobre su sexualidad.

Ojo, no me considero defensora del regaetón. Además de la interminable secuencia de sonidos, el lenguaje me resulta incomprensible y me lleva hasta el más profundo hastío el bling bling y la recurrencia a carros tuneados y las chicas semi-desnudas reducidas a catálogo anatómico improbable, a festín orgiástico. Tampoco me agrada ver a las nenitas simulando ser una de esas muñecas horrorosas artificialísimas catiras-morenas y pelirrojas llenas de silicona y adminículos que se agotan en las compras decembrinas, mientras que a los chiquitos le mojan los labios con cerveza o les enseñan groserías y a comportarse como unos patanes con primas o hermanitas. Sin embargo, esta discusión va más allá de cerrar los ojos o caer en el complejo de Susanita, la archiconocida amiguita de Mafalda que comparaba el periódico sólo para reafirmar su dignidad frente a la miseria de los demás. No hay catálogo ni manuales, pero sí información y comprensión al respecto.

Saber escuchar, Información, comunicación, cariño, confianza. Creo que esas son las herramientas básicas para generar seguridad y fortaleza en nuestros hijos. Más allá de convertir al sexo en un tema tabú, resulta imprescindible acercarnos a una población de consumidores y usuarios con un mercado que puede ofrecerle de todo: sexo, drogas, dinero fácil, robo; que el abuso no tiene color de piel y mucho menos depende del bolsillo o la zona en la que se resida, como si del siglo XIX estuviéramos hablando. Lo único que podemos diferenciar con claridad es que estas desviaciones responden casi siempre a una relación asimétrica entre adultos psicóticos y niños. Y aunque insistan en señalar a los padres y niñas o niños como culpables de ser objeto de abuso, pareciera que es imposible separar el hecho de que aunque se vea mayorcito o mayorcita, sigue siendo un niño manipulado y sometido por alguien mayor que él. O sea, aunque nos empeñemos en ver esto como un mal menor o ajeno, la mujer u hombre objeto de violencia y los niños y niñas víctimas de abuso no son culpables, son víctimas.
Personalmente apoyo iniciativas como las que adelantan estos colegios. Antes de cerrar los ojos o señalar a los demás, es preferible colaborar en la solución que trascienda el espacio doméstico, apunte a lo colectivo y reconozca la realidad; la enfrente, supere y aproveche, en vez de darle la espalda.