Ella no es heredera de una familia de magos ni posee talentos sobrenaturales. Él es un vampiro. Ambos protagonizan la historia de amor récord en ventas a nivel mundial y encabezan una red virtual que arropa a miles de fans, seguidores y lectores en el mundo entero. En Venezuela hace rato que empezó el contagio
Una anticipación al homicidio. Un epitafio donde se reivindica el sacrificio por amor y el abandonarse resignadamente a la muerte. Este es el inicio de Crepúsculo, la primera de las entregas de la saga compuesta por Luna nueva y Eclipse. Editado por Alfaguara infantil y juvenil y promovido por una ambiciosa campaña de mercadeo y difusión por medios digitales e impresos alrededor del planeta, esta historia de amor entre adolescentes amenaza con convertirse en lectura obligada para quienes avizoran la despedida inminente de Harry Potter.
A Stephenie Meyer, autora de la historia, pareciera no importarle las continuas comparaciones a las que se ve sometida como nuevo rostro dentro de la literatura juvenil. Sus adeptos dicen que prolonga el legado de J.K. Rowling y que es la nueva Anne Rice para adolescentes. Si algo parece cierto, es que para esta mormona de treinta y cinco años, casada y tranquilamente residenciada en Phoenix, la historia de amor entre una sosegada adolescente de diecisiete años y un joven vampiro seductor la ha convertido de la noche a la mañana en madrina y centro de operaciones de la llamada Comunidad Crepúsculo, una red virtual que cuenta con miles de miembros alrededor del planeta, que pretende oficializar el culto hacia la novela y para quienes resulta vital mantener contacto continuo con la autora. Ahora, Crepúsculo está en las librerías y pronto le llegará el turno a sus dos novelas hermanas.
Sólo un vampiro te querrá para siempre
El argumento de Crepúsculo resulta, en su mayoría, conocido. Isabella –Bella– Swan ha decidido apartarse del hogar materno para que Renée y su nuevo esposo puedan disfrutar de su recién inaugurada relación y nuevos proyectos de vida. Para ello, la chica emprende un viaje desde Phoenix hacia Portland, donde le espera Charlie, su padre. El cambio para Bella es absolutamente radical: nueva escuela, nueva ciudad, cero talentos para las relaciones sociales, para el baile, la gimnasia o cualquier actividad que implique caminar en línea recta y sin tropiezos. En medio de la atención que suscita como la nueva en el colegio, Bella se sentirá atrapada por la enigmática presencia de un chico pálido, guapo y con aire melancólico que pareciera que, aun sin conocerla, la odia. Edward Cullen, el joven en cuestión, pondrá de cabeza a la tímida, temperamental e irascible Bella. Luego, la carrera por la supervivencia del amor y la vida se entremezclará con el humor y la acción hasta colmar de ternura, pasión y emoción una historia que no decae en ningún momento. No obstante, Crepúsculo es sólo un abreboca para atisbar el lío que supone el amor entre una chica y un vampiro irresistible y que sólo puede descubrirse en las entregas siguientes.
A pesar de la reiteración narrativa que asiste a la relación entre la humana y el vampiro demasiado humano, en Crepúsculo el ambiente, las acciones y las pasiones son reales y hasta cotidianas. El atractivo consiste en la inclusión del joven vampiro seductor en un mundo sin sobresaltos, donde las acciones extraordinarias son impulsadas por el amor y no como resultado de su naturaleza de vampir. El encuentro entre Bella y Edward supone entonces el flirteo y encuentro en el que pueden participar dos adolescentes que se atraen.
Si de historias de vampiros se trata, existen las más variopintas expresiones que recrean a este ser de la nocturnidad. Desde el Castillo de Walpole, Polidori, Coleridge, Gerard y Gautier hasta el Drácula de Bram Stoker, muchas son las narraciones que parten de la existencia del vampiro, bien como ente maligno ansioso de poder o sujeto víctima de la pasión y del amor imposible. El brillo que ofrece la historia de amor entre Bella y Edward parte de la visión del vampiro enamorado aderezado con elementos que bien refieren a clásicos de la literatura, como en el caso de los guiños y alusiones a Jane Austen, los escenarios bucólicos y algunas fórmulas narrativas plenas en indicios y diálogos que atienden a la presencia inmanente del vampiro como elemento de tensión durante toda la novela.
El club Crepúsculo capítulo Venezuela
En sites y foros se había extendido desde hace meses la noticia de que Crepúsculo llegaba pronto a Venezuela. El teléfono en la oficina de promoción técnica de Alfaguara infantil y juvenil no tardó en sonar. “El fan club de Crepúsculo en Venezuela se puso en contacto con nosotros”, comenta Hripsime Bedrosian, del grupo Santillana. “En el resto del mundo es el club el que se encarga de promocionar y ´oficializar´ el lanzamiento de las novelas, sin contar con que son los invitados de honor en los bautizos y los primeros en adquirir los libros”. Tres de sus integrantes, Migyuri Puerta, estudiante de Comunicación Social, Daphne Ríos, estudiante de Informática y Soleil Contreras, estudiante de Literatura y Educación, son parte del equipo integrante de Twilight Series Fans Venezuela (TSFV), la comunidad venezolana que se encarga de participar en la red virtual llamada mundo twilight, promocionar la lectura de las historias de Meyer y hasta la dramatización y puesta en escena de sus contenidos. Visiblemente emocionadas, estas chicas son las responsables de que los fans venezolanos aparezcan en el mapa.
Estas chicas sostienen que Stephenie Meyer afirma que escribe historias para jóvenes adultos, aunque citan el caso de la webmisstres de la página argentina, que tiene treinta y cuatro años y es madre. Para ellas, se trata de “una historia cautivadora llena de cosas cotidianas en un mundo cotidiano plagado de criaturas no tan cotidianas”, una combinación de realismo con fantasía que hace que los lectores corran a leer Luna nueva y Eclipse apenas terminan Crepúsculo. Muchos de los lectores de este libro son también fans de Harry Potter y tienen experiencia en grupos de aficionados. Apuntan que Rowling creó más lectores jóvenes, que han enriquecido la audiencia para esta clase de literatura y esperan que la oferta al respecto siga aumentando en Venezuela.
El TSFV, de acuerdo con Migyuri, Soleil y Daphne, es el único fan club twilight en Venezuela, y se enorgullece de haberse fundado antes del arribo de la saga al país. Tienen un blog; espacios en Hi5 y en Myspace. Se reúnen cada domingo para ensayar algunas escenas de Crepúsculo y discutir los avances en la lectura. Su plan es difundir la fiebre, hacerse oficiales e incentivar la lectura entre los jóvenes (y no tan jóvenes) del país. Contagiar a los otros, como los vampiros.
La autora
Stephenie Meyer, escritora residenciada en Phoenix, Arizona.
Mormón, casada, 35 años, madre de tres niños, con gustos literarios que van desde L.M Montgomery, Shakespeare y Bronte hasta Jane Austen, Du Marier y Scott Card.
Se confiesa incapaz de escribir sino cuenta con el telón de fondo de Muse, Placebo, Linkin park, The strokes, Pixies o U2.
*
Publicado en El Librero, número 17. Marzo, 2008.