2007/09/25

La moda también ayuda a vender libros*



No bastan revistas, consejeros, gurús de la moda o arriesgarse el futuro tras el saldo de las tiendas a mitad de año. Al alcance del bolsillo se encuentran clásicos, guías y manuales para el rescate de las féminas que aspiran a convertirse en seductoras con estilo y mucho charme


La industria de la moda se mete en casi todas partes. Incluso en el mundo editorial. La oferta de libros que apelan a la necesidad de hombres y mujeres, pero sobre todo a éstas últimas, de lucir bien y de manera novedosa es un filón nada despreciable, y se reproducen las publicaciones que buscan a quienes desean mudarse en fashion victim. Utilizan anzuelos como descubre, te ayudamos a elegir, te contamos los secretos, revelamos, conoce lo último, etc. Es una receta que no sólo apunta al consumo; a través de la exposición reiterada y sistemática de casos célebres se refuerza la idea de la accesibilidad y de una necesidad casi urgente de armarse de los aparejos volubles y finitos que nos revelan los expertos.

Mientras que por un lado se apuesta por publicitar lo más reciente y se instituye lo novedoso como dictamen, por otra parte se editan obras dedicadas a concebir al estilo como actitud vital que trasciende a la pasarela de temporada. Desde el año 2006 se han reeditado y publicado obras relacionadas con clásicos vinculados, directamente o no, al tema de la moda. Debolsillo apostó por la cuarta edición del clásico Desayuno en Tiffany´s (1950) con un fotograma de la versión fílmica de 1961, dirigida por Blake Edwards.

En la portada, sonríe Autrey Hepburn embuida en la prenda más costosa elaborada para un filme: el vestido negro de Givenchy que lució la actriz y que hace poco se subastó en más de 900 mil dólares. Con esa imagen, un icono del glamour de los 60, Debolsillo apelaba a una lectoría ajena a la tradicional de Capote, usando el gancho de la moda.

Charme y Absolutamente glam, de Javier Vergara Editor-Ediciones B, van por lo mismo: desde distintas perspectivas se atiende a la mujer que exige encontrar el estilo propio fuera del desfile, con la premisa de que lo que se presenta en las pasarelas o a prensa especializada (casi) nunca corresponde a la que vemos en nuestras calles o frente al espejo. Cada uno de estos títulos inscritos en literatura chic apunta a convertirse en manual de ayuda para el público femenino que busca construir su sello, consolidar su estilo y recrearse en páginas concebidas para consentir a aquellas féminas que, cansadas de sentirse mujeres convencionales, apuestan por diferenciarse.


Emulando a Holly


El vestido negro es un aliado sin discusión aparente ni prescripción facultativa. Aunque la historia oficial del diseño ubique su origen en el taller de Coco, durante el año 1926, este hijo legítimo de la Chanel, conocido como el “Ford de la moda, debido a su elegante y esbelta línea” inspiró a otros grandes diseñadores como Dior y Givenchy, creando una impronta de seducción y belleza en una lista de actrices que iban desde Vivien Leigh, Martha Graham, Elsa Schiaparelli, Jean Harlow, Greta Garbo, Betty Boop, Joan Crawford, Rita Hayworth y Marilyn Monroe hasta Jayne Mansfield y una húmeda y sensual Anita Eckberg inmersa en la majestuosa y popular fontana di Trevi en el filme La dolce vita.

Le tocará a la actriz Audrey Hepburn convertir el vestidito negro en un clásico. Compartiendo espacio con los créditos que abren Breakfast at Tiffany´s, la actriz baja de un taxi que se detiene en la quinta avenida y camina de manera somnolienta mientras que unas dulcísimas y nostálgicas notas del tema “Moon river” acuden a la luz de una mañana aún nebulosa. Tras algunos pasos, se detiene frente a las vitrinas de la joyería Tiffany de la calle 57 y saca de una bolsa de papel lo que parece ser su desayuno. Con esta secuencia la actriz se convirtió en súmmum de la elegancia y la sobriedad, del buen gusto y estilo.

Holly Golihgtly, nombre del personaje central de la obra de Capote, no es sino el alter ego de Marilyn Monroe, gran amiga del autor de A sangre fría, cuando era una desarraigada Lulamae Barnes que se alejó del campo como una Madame Bovary irredenta para hacerse de una vida digna y famosa en la gran ciudad. Holly cuenta con su encanto, con un estilo propio que la hace distinguirse del resto y ser reconocida hasta en la prensa como actriz, starlet hollywoodense o joven del gran mundo. Y aunque la Holly de Capote desaparece de su calle suscitando rumores y mitos urbanos que la ubican posiblemente en Tococul, o como cazafortunas en Río de Janeiro, esta “chica bien” dista en algunas acciones de la espigada y enamoradiza Holly del filme, la versión más conocida, digerible y socialmente aceptada del personaje. Se cuenta que en alguna ocasión el propio autor deseó que fuera Marilyn y no Audrey quien representara el papel de esta heroína con moral natural y corazón a prueba de balas. No obstante, el rostro estilizado de la fresca y hermosa Hepburn trascendió hasta convertirse en el icono de la mujer que se reconoce bella, seductora y libre: la miss Golihgtly, viajera, la que se define como una farsante auténtica.

Pareciera que estos elementos nacidos de la literatura y llevados al cine aparecen transversalmente en todo cuanto se escribe sobre glamour y tendencias. De una u otra manera siempre se vuelve a Audrey, al vestido o a la secuencia inicial del filme Breakfast at Tiffany´s como indicios recurrentes de una historia que si bien es contemporánea, se venera como a un clásico no sólo en la historia de la imagen, sino en la historia del fashion: un Olimpo con mucho estilo al que no todos pueden acceder.


Las no reglas de la seducción


Cinzia Felicetti es periodista y ex directora de la revista Cosmopolitan, la Biblia comercial sobre comportamiento femenino y catálogo de consumo que desde los años 70 ha orientado las preferencias, sonrojado o sorprendido a más de una lectora con comentarios explícitos sobre sexo, pareja, fetiches o imaginería femenina y masculina. Aficionada a la música y a la historia, escogió diez imprescindibles del vestuario sobre los cuales construyó Absolutamente glam: el vestidito negro, el tacón de aguja, el trench, la blusa blanca, el bolso, el jersey de cachemir, el collar de perlas, los vaqueros, la t-shirt y la barra de labios. Tras cada pieza seleccionada, Felicetti arma el certificado de nacimiento y el pedigree de la prenda; presenta un recorrido mitológico por el uso, acude a fuentes acreditadas y tras un sinfín de anécdotas e historias, plantea varias secciones donde aconseja qué comprar, cómo llevar, que no se debe hacer, qué tomar, la banda sonora, la pareja ideal para apreciar y compartir la pieza y qué bebidas son acordes al uso. Por ello, si bien la barra de labios es el cosmético más apreciado e imprescindible, los jeans gastados van bien solo si tienes al lado a un acompañante como Johny Deep. Con un collar de perlas, no obstante, cambia todo: la bebida sólo puede ser champán y la música admite sólo a divas certificadas como Prince o Norah Jones.

Charme, secretos de una seductora (casi) irresistible es un título que puede resultar atractivo sin necesidad de adjetivos. Para su autora, Patricia Gucci, cualquier persona, incluso una aparentemente torpe, puede seducir sin remedio: convertir su encanto, su charme, en una opción triunfadora. De allí que la premisa del libro sea que no existen reglas para la seducción. La primera regla es que no hay reglas.

Charme está dividido en tres partes: en la primera encontraremos la preparación necesaria para la seducción, algunas claves para seducir con la sencillez de un ajustado vestidito negro (de nuevo) muy sexy, perlas, tacón alto y una fina capa de rojo encendido en los labios. Comprar, más allá de un hábito compulsivo, resulta en esta obra un ejercicio a todas luces liberador. El shopping implica un ejercicio que favorece la autoestima tras su carga de espejos y elecciones de bienestar: toda una sesión terapéutica que produce, casi siempre, placer.

Luego, aparecen las seductoras y los seductores para armar la segunda parte de la obra, los estereotipos y los lugares comunes: el manager, la ama de casa, la celosa posesiva, la famosa, la single, la divorciada y la vegetariana, desde los roles femeninos, y el hombre de uniforme, el playboy, el intelectual, el empresario, el nuevo dandy, el padre single y el gay, desde la fauna masculina.

Finalmente, aparecen en Charme ejemplos de atracción: unos felices, otros no tanto, pero tan reales y disparatados como pudiera imaginarse, tan variopintos como seductores y seductoras hay en el mundo. Consejos sobre proximidad y acercamientos, relaciones entre personas del mismo sexo, cuando creemos encontrar al ángel caído del cielo o cuando la historia terminó sin haber superado la primera cita, los títulos que adornan cada caso bien pueden ilustrar algunas situaciones comunes en esto de buscarse y acecharse. Finalmente, aparece un pequeño capítulo llamado “la sal de la vida está en vuestras manos”: un canto esperanzador de alegría y de carcajada liberadora que nos invita como lectores sapientísimos a no resistirnos a la seducción en pleno que no es otra cosa que la vida en sí misma.

A pesar de la presencia subyacente de la moda, los consejos se articulan en una red de acciones que incluyen actitudes, cuidados y adminículos que revelan una cuidada intención estética. La libertad de quien ejerce el papel de seductor o seductora, similar a la de las heroínas como Holly y su declaración de autonomía amorosa, depende de la existencia de un seducido o seducida. Por ello, tras cada situación aparece un relato como ejemplo para la aplicación de lo que se recomienda buscar o desea evitar: una guía para sortear algunos escollos en el camino para la perfección del arte de la seducción al mejor estilo de un manual de autoayuda.


*Publicado en El librero, número 13. Septiembre, 2007.

2007/09/23

Apuntes autistas*


(2007)

Alberto Fuguet

Epicentro Aguilar, Editorial Santillana

381 páginas

En sus Apuntes autistas (Aguilar, 2007), Alberto Fuguet documenta un particular collage de travesías por lugares, encuentros y desencuentros a partir de cuatro momentos: viajar, mirar, leer y narrar. Desde su desandar por el mundo con los cinco sentidos dispuestos a conocer, perderse y encontrarse, comparte ideas como ésta:

Cuando leo siento ganas de viajar. De viajar a los lugares que leí.
No todos los escritores escriben sobre lugares reales, se sabe.
Y si bien tienen todo el derecho, me quedo con aquellos que sí lo hacen.
Cuando uno lee una novela que transcurre en un sitio que sí conoce,
el placer aumenta. Uno siente que la entiende mejor.

Novelista, guionista, “cinépata” y viajero, Fuguet recrea en esta oportunidad el tránsito en el que atesora nombres, melodías, imágenes y coordenadas que trascienden la ficción; lugares remotos conocidos o creados gracias al papel, música, cine, directores, escenas, diálogos, actores, músicos, bandas sonoras, rostros e imágenes alrededor del mundo.

Hace diez años apareció Mc Ondo, título que relacionó al autor con un supuesto colectivo antirealismo mágico; hecho que Fuguet se encargó de desmentir, con humor y anécdotas, durante el lanzamiento de la edición conmemorativa de Cien años de soledad (Alfaguara) en nuestra ciudad. “Un escritor no es más que un lector que publica” sentencia el autor que puede ser leído y seguido en sus tres blogs: www.albertofuguet.blogspot.com, www.laspeliculasdemivida.blogspot.com, y www.perdidolapelicula.blogspot.com.



*Publicado en la Guía platinum, número 7.


El rompecabezas sublime de Volpi*



No será la tierra, 2006

Jorge Volpi

Sello Alfaguara

523 páginas

Jorge Volpi (México, 1968) es maestro en letras mexicanas por la UNAM y doctor en filología hispánica por la Universidad de Salamanca. Ha publicado A pesar del oscuro silencio, Días de ira, La paz de los sepulcros, La imaginación y el poder, La guerra de las palabras, El temperamento melancólico, Sanar tu piel amarga, El juego del Apocalipsis y El fin de la locura, donde se relata la vida de Quevedo, un psicoanalista e intelectual mexicano cuya existencia se sitúa entre el París de 1968 y las elecciones del México de 1988, donde resultó vencedor Carlos Salinas de Gortari: un retrato de la época y un homenaje a “muchos de los hombres que admiro y que detesto, a muchos de mis amigos y de mis enemigos. No es un ajuste de cuentas, pero es cierto que la mezcla de intelectuales con el poder siempre crea relaciones muy poco transparentes y eso es lo que queda evidente en la novela”.

En 1999, obtuvo el Premio Biblioteca Breve por su novela En busca de Klingsor, una “exploración a la conciencia del mal”. Estructurada en un prefacio y tres actos, la obra trata un capítulo de la historia de Alemania bajo el régimen de Hitler a través de las experiencias de un científico que trata de descubrir al enlace entre Heisenberg, científico imprescindible del Reich, y un desconocido con el seudónimo de Klingsor (designación para el demonio enemigo de Parsifal en la ópera de Wagner) personaje esencial para entender los ideales científicos y los experimentos que realizados durante la Alemania nazi.

En esta oportunidad, Jorge Volpi publica No será la tierra, una parábola monumental sobre hechos que marcaron el siglo veinte y componen un rompecabezas donde confluyen múltiples historias que bien podrían convertirse en historias sustantivas. Plena de indicios, construida como espacio de sucesión paralela y a veces yuxtapuesta de historias, personajes ficticios y reales se dan la mano y enfrentan juntos tragedias, cambios y duras lecciones personales y colectivas.

Abrumadora, compleja, la obra parte de un preludio en el que se narran los horrores vividos en Chernobil durante 1986, para luego insertarse en el desarrollo de tres historias protagonizadas por tres mujeres que se entrecruzan en escenarios geográficos como Rusia, Hungría, Estados Unidos, Zaire y Afganistán. En No será la tierra, aparecen los soviéticos, los estadounidenses, los amantes, los científicos, los economistas, los ecologistas, los conjurados, los nuevos rusos, los oligarcas, los activistas y los niños de Yenín.

Los temas van desde los sistemas comunista y capitalista, la especulación bursátil, los nacionalismos, la guerra biológica, Chernobil, la cibernética y la bioindustria hasta el genoma humano. Completan la edición el reparto de la obra y una nota final, en la que se indican la verosimilitud y fuentes bibliográficas de los poemas utilizados por dos de las mujeres que protagonizan la historia: Oksana y Anna.

* Publicado en la Guía platinum, número 7.

Una nota clásica*



Cien años de soledad

Gabriel García Márquez

Academias de la Lengua

Alfaguara

756 páginas

El pasado 26 de abril, Venezuela se hico eco de la celebración mundial que rinde homenaje a los ochenta años del Gabo, los cuarenta años de publicación de Cien años de soledad (Editorial Sudamericana, 1967) y los veinticinco del Nobel. Para celebrar este “reinado de Macondo” se presentó una edición conmemorativa coeditada entre las Academias de la Lengua y el sello editorial Alfaguara.

Tras una breve presentación, Álvaro Mutis refiere “Lo que sé de Gabriel”, un anecdotario que trasciende la crónica para convertirse en ensayo. Luego, Carlos Fuentes refiere una relación epistolar que da cuenta de la obra, llamado “Para darle nombre a América”. Mario Vargas Llosa interviene con un extenso trabajo sobre la obra garciamarquiana, titulada “Historia de un deicidio”; Víctor García de la Concha refiere su ensayo con el título “En busca de la verdad poética” y el autor Claudio Guillén, fallecido poco antes de la publicación, contribuyó con un estudio llamado “Algunas literalidades en Cien años de soledad”.

Antes del texto narrativo, que fue revisado y enriquecido para esta edición por Márquez, aparece el árbol genealógico de los Buendía y los personajes principales. Posteriormente, aparecen las colaboraciones de autores como Pedro Luis Barcia, Juan Gustavo Cobo Borda, Gonzalo Velorio y Sergio Ramírez. Finalmente, el lector encontrará un glosario léxico, bibliografía consultada y una lista de nombres que facilitan la lectura. Esta edición no tiene desperdicio. Hasta el colofón desborda magia y misterio.

* Publicado en la Guía platinum, número 7.

2007/09/21

5 minutos más con Calamaro


Curioseando por Ciberescrituras me encontré con una entrevista de Calamaro y su maravilloso Cd, La lengua popular. No puedo evitar hablar de la fuerza, la riqueza musical y lírica de este trabajo de Andrés que no tiene desperdicio y que recreo en estos días de celebraciones, descanso, antojos y somnolencia con mi bebé a bordo. Y, para qué negar el entusiasmo. Calamaro forma parte de mi banda sonora amorosa con créditos y cuadros de honor: letras y sonidos para las relaciones más simples, las estimulantes, las vencidas, las intensas, las intelectuales, las hedonistas, las sexuales, las transitorias, los atascos patológicos, los vacilones que extendiste más de la cuenta, el enamorado sin remedio que te aburría sin parar, los compromisos finitos a la fuerza y la llegada del amor con todas sus letras y sentidos. Por supuesto, y como me refería cruda e irónicamente una amiga en estos días, Calamaro canta hasta la canción que merece alguna indigente emocional a quien agradeces todos los días el favor de llevarse consigo cierta basurita que obstaculizaba el camino... No sé si indigente sea la expresión, prefiero hablar de un ángel que te hizo un favor digno de ser reconocido en las esferas más altas del poder divino...

Calamaro enumera y exorcisa los errores y anuncia el cambio de página: desde la expiación hasta la historia de amor que se escribe sin necesidad de anuncios alcaloides dignos de blognovela. Calamaro canta los errores y la redención, recrea sin tapujos su pasado y se ríe de los errores cometidos: confiesa que después de mucho andar y desandar encontró EL amor. Allí le canta, recrea, desea y celebra la compañía, la paternidad y el compromiso.

Este es el abreboca de La lengua popular, 5 minutos más (minibar)
Que lo disfruten.


2007/09/20

La condesa sangrienta*




La virgen de hierro


...parmi les rires rouges

des lévres luiantes et les gestes
monstrueux des femmes mécaniques.
R. Daumal.



Había en Nüremberg un famoso autómata llamado la "Virgen de Hierro". La condesa Báthory adquirió una réplica para la sala de torturas de su castillo de Csejthe. Esta dama metálica era del tamaño y del color de la criatura humana. Desnuda, maquillada, enjoyada, con rubios cabellos que llegaban al suelo, un mecanismo permitía que sus labios se abrieran en una sonrisa, que los ojos se movieran. La condesa, sentada en su
trono, contempla. Para que la "Virgen" entre en acción es preciso tocar algunas piedras preciosas de su collar. Responde inmediatamente con horribles sonidos mecánicos y muy lentamente alza los blancos brazos para que se cierren en perfecto abrazo sobre lo que esté cerca de ella -en este caso una muchacha-. La autómata la abraza y ya nadie podrá desanudar el cuerpo vivo del cuerpo de hierro, ambos iguales en belleza. De pronto, los senos maquillados de la dama de hierro se abren y aparecen cinco puñales que atraviesan a su viviente compañera de largos cabellos sueltos como los suyos. Ya consumado el sacrificio, se toca otra piedra del collar: los brazos caen, la sonrisa se cierra así como los ojos, y la asesina vuelve a ser la "Virgen" inmóvil en su féretro.


*Alejandra Pizarnik , 1971.

2007/09/16

Retrato de un enigma seductor*


Con un cuidadoso lenguaje que desde las primeras líneas de la obra proyecta una atmósfera de refinamiento y marcada elegancia, Fedosy Santaella, escritor, editor, creativo y colaborador en revistas y sites, apuesta en esta oportunidad por la creación escritural que compone su primera novela, titulada Rocanegras.

Inspirada en hechos reales y ambientada en una Caracas de principios de siglo veinte, Santaella sumerge a sus personajes en un escenario donde confluye el humor, aparecen guiños a personajes universales, a clásicos de la novela negra y al folletín de principios de siglo XX. En medio de este imaginario, hallamos a un lazarillo vernáculo que se transmuta y actúa tras la máscara de un noble personaje que suponemos forma parte de las leyendas urbanas de una Caracas que aún dormitaba en el duermevela decimonónico y en la que se producían conspiraciones, traiciones y rencillas familiares bajo el régimen autoritario de Juan Vicente Gómez.

Rocanegras recrea los avatares y las andanzas de Vito Modesto Franklin, quien pretendidamente asume encarnar la vida fastuosa y afectada del duque de Rocanegras y príncipe de Austrasia. Al mismo tiempo, asistimos a una reconstrucción novelada de los hechos que rodearon la muerte de Juan Crisóstomo Gómez, asesinado la noche del sábado 30 de junio de 1923; una búsqueda de claves y respuestas frente a los vacíos informativos y testimoniales que rodearon este hecho y que en la novela se prefigura como escenario y punto de partida para la historia.

Para Armando José Sequera, el crimen de Juancho Gómez es un suceso perfecto para convertirse en una novela, una obra de teatro o una película, ya que los múltiples espacios vacíos y oscuros del hecho sólo aguardaban la imaginación de un creador de ficciones para ser rellenados e iluminados.

Frente a la gama de posibilidades creativas que ofrece la microhistoria como escenario para la creación escritural y narrativa, Rocanegras inaugura un escenario para la investigación de nuestra historia y la reconstrucción de la memoria, en ese hurgar y rescatar el color local sobre sucesos reales teñidos de atributos que bien refieren al thriller, a la picaresca o que nos invitan a una lectura de un folletín versado sobre “un pueblo grande con sueños de metrópolis”.

*Publicado en Contrabando, número 6.

2007/09/09

Cambio de hábitos


En estos días se avecinan los primeros añitos de algun@s bebés cercanos. Nada tan fugaz como esos doce meses en los que inicialmente resultan indescifrables los llantos de hambre o de sueño y luego de sentir que controlas los cambios de pañal y los cólicos, hasta al más versado de los progenitores lo sorprenden las caídas libres que conllevan el transitar de los primeros pasitos.

Mis consejos (cuando me los piden) siempre son los mismos: dormir, comer chévere, prepararse psicológicamente para despedirse de las rutinas y los horarios, leer mucho sobre embarazo y maternidad y armarse de oídos sordos frente a la cantidad de advertencias, prejuicios y sortilegios que brindarán, durante las treinta y pico de semanas de gestación, todas las mujeres que se encuentre en el camino. El peor escenario es la sala de espera del consultorio en el que debes permanecer una vez al mes rodeada de barrigonas que andan comparándose, compitiendo, preguntándose y contándose todo con una banda sonora plena en quejas y lamentos. Las lecturas, revistas o el laptop son, precisamente, para llevarlos ahí y evitarse el cotilleo: progresivamente las menos enteradas terminarán imitándote, cumplirás con el sagrado deber de la promoción a la lectura y para la próxima cita habrás contribuido a la disminución de la contaminación sónica. Tu bebé te lo agradecerá. Tu esposo también.

Es maravilloso, agotador e irrepetible tener un bebecito, sin duda. A esa reflexión llegas, claro, después de unos añitos, cuando ya puedes dormir una noche sin sobresaltos y sonríes frente a las fotos de los primeros baños de sol, las ojeras, la cuasi colisión de la andadera o los chichones en serie. Por supuesto, si la tarea es compartida, entonces el balance es un espacio para reír y reírse de cuán pavosos, temerosos, ridículos, emocionados, sorprendidos y extasiados nos sentimos frente a la baba, los primeros pasos, la primera fiebre, los cólicos, la primera sonrisa y las miradas de amor del carajito. Ni hablar frente al primer te amo con voz de promo a lo discovery kids. Tengo la fecha registrada, por cierto.

Roberto me comentó que las mujeres embarazadas nos convertimos en unas camioneras. Después de un análisis sesudo, creo que realmente lo que falta es el camión. Hay que verse frente a frente en la cama y en la vida con una parranda de progesterona, hormonas y sensibilidad a flor de p(h)iel. Pobrecitos hombres, los compadezco. Ahora que lo pienso bien: si cuando nacen los bebecitos llevamos regalos a la madre y al neonato, uno debería entonces llevarle un regalito al bebé cumpleañero y otro al papá. Prometo hacerlo de ahora en adelante. Conozco muchos padres y papacitos que se lo merecen. Los que no se lo merecen generalmente no están en ninguno de los escenarios anteriores, así que no hay que comprarle nada, ni siquiera un robot en Zoco.

Un bebé es una noticia feliz. Qué rico cuando detrás del anuncio se arma una confabulación maravillosa donde toda la gente que te rodea se esmera en decir y transmitirte lo más sublime, estimulante y alegre que pueden brindarte. Si además de las celebraciones familiares y amistosas, el papi te lleva a celebrar al Mediterráneo porque ese es el restaurante donde celebras al amor y las buenas noticias, entonces la ruta de los buenos recuerdos comienza más temprano. Eso se agradece y es una muestra asertiva de que el papi en cuestión sobrevivirá al embarazo.

Cuando preguntamos por las andanzas del bebé siempre lo hacemos en términos de aptitud biológica: ¿come solo? ¿camina? ¿ya gatea? "ya está montándose en la mesa", "ya puede tomarse el tetero solito". Cuando hablas con otros padres y madres los cuentos recrean un strip de Maitena. Para los que no tienen chamos calarse estas pendejadas apresura la llegada de los bostezos, por supuesto.

Desde las náuseas matutinas, los mareos, antojos, dolores, llantos, alegrías súbitas y depresiones de nano segundos, un desmedido y urgente apetito sexual y la sensación de percibir los sonidos y los olores como si nos transformáramos en vampiros, hasta los pañales, las emergencias y los miedos nocturnos: contar con la sonrisitas, las primeras ideas, volver a las comiquitas, llorar el primer día de clases en el preescolar y todo lo demás: definitivamente es surrealista, hermoso, absolutamente valiente, responsable y maravilloso tener un bebecito.


2007/09/01


Encontre estas delicadas, hermosas y deliciosas acuarelas llenas de humor, maternidad, sencillez y encanto en el blog de la artista Patricia Metola (Madrid).
Que las disfruten.