2007/09/16

Retrato de un enigma seductor*


Con un cuidadoso lenguaje que desde las primeras líneas de la obra proyecta una atmósfera de refinamiento y marcada elegancia, Fedosy Santaella, escritor, editor, creativo y colaborador en revistas y sites, apuesta en esta oportunidad por la creación escritural que compone su primera novela, titulada Rocanegras.

Inspirada en hechos reales y ambientada en una Caracas de principios de siglo veinte, Santaella sumerge a sus personajes en un escenario donde confluye el humor, aparecen guiños a personajes universales, a clásicos de la novela negra y al folletín de principios de siglo XX. En medio de este imaginario, hallamos a un lazarillo vernáculo que se transmuta y actúa tras la máscara de un noble personaje que suponemos forma parte de las leyendas urbanas de una Caracas que aún dormitaba en el duermevela decimonónico y en la que se producían conspiraciones, traiciones y rencillas familiares bajo el régimen autoritario de Juan Vicente Gómez.

Rocanegras recrea los avatares y las andanzas de Vito Modesto Franklin, quien pretendidamente asume encarnar la vida fastuosa y afectada del duque de Rocanegras y príncipe de Austrasia. Al mismo tiempo, asistimos a una reconstrucción novelada de los hechos que rodearon la muerte de Juan Crisóstomo Gómez, asesinado la noche del sábado 30 de junio de 1923; una búsqueda de claves y respuestas frente a los vacíos informativos y testimoniales que rodearon este hecho y que en la novela se prefigura como escenario y punto de partida para la historia.

Para Armando José Sequera, el crimen de Juancho Gómez es un suceso perfecto para convertirse en una novela, una obra de teatro o una película, ya que los múltiples espacios vacíos y oscuros del hecho sólo aguardaban la imaginación de un creador de ficciones para ser rellenados e iluminados.

Frente a la gama de posibilidades creativas que ofrece la microhistoria como escenario para la creación escritural y narrativa, Rocanegras inaugura un escenario para la investigación de nuestra historia y la reconstrucción de la memoria, en ese hurgar y rescatar el color local sobre sucesos reales teñidos de atributos que bien refieren al thriller, a la picaresca o que nos invitan a una lectura de un folletín versado sobre “un pueblo grande con sueños de metrópolis”.

*Publicado en Contrabando, número 6.

1 comentario:

Rodolfo dijo...

Por reseñas cómo estás es que tu eras la que escribía de libros y yo más bien de revistas.

Me pareció simpático verte reseñando libros en Contrabando dónde hay tantas señas de aquél Letras que dirigió Alonso ( el conocimiento inútil es la más evidente).

Abrazo para ti también.