
Para engalanar esta entrada se me ocurrió la brillante idea de tomarle una foto a mi lectora talla cero distraída en su corral jugando con el globo azul (cortesía de la editorial). La cosa no era para menos, su primera bomba, la oportunidad de contarle de sus gritos de alegría cuando vio los pollitos de Pikinini marcando la ruta hasta el bazar.. antes de hacer *click* Andrea pellizcó la superficie y se quedó con los pedazos de goma entre las manos. La del susto fui sólo yo, por cierto...
Si no conocen el Banco del Libro, esta es una oportunidad impelable de acercarse hasta allá, al principio de la avenida Luis Roche, en Altamira. Eso sí, lleguen temprano, que Lin amenaza con llevarse todos los libros (again)!
2 comentarios:
Cierto, Lin es peligrosa con plata en mano!
Hola Dakmar,
Qué placer dar brazadas entre océanos de libros, y comprarlos, sabiendo que nos va a sobrar algo para una birrita.
Yo estoy en fase limpieza. Tuve que esperar 35 años para entender que uno si puede desprenderse de ciertos libros...(lo dice mejor mi blog).
Besos de papel
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