2020/11/08

La risa de Manoa suena a piedritas de río

 

Manoa ríe y es un palo de lluvia que se balancea entre el silencio.

Manoa ríe, se aparta el cabello de la cara y su risa suena como un montón de cascabelitos aplaudiéndole sus ocurrencias. Manoa nos deja con la boca abierta pues no ha perdido detalle de lo que hemos dicho y nos regaña o nos aconseja. 

Manoa es pequeña y delgadita. Cierra los ojos cuando la abrazas y te dice que te quiere. 

Manoa está cansada y no quiere subir tantas escaleras... ¿Por qué no vives en otro lado?, refunfuña.

Manoa ama a Bolan desde que lo conoció, porque él es un perrito que adora a los niños, y ¿cómo no iba a querer a Manoa? Cuando voy a buscarlo, se ríe de que el perro ya no quiera nada conmigo. Nos confiesa que el Chihuahua se hizo pipí en la cama de Cleo y Alejandro.  Se ríe otra vez y suenan los cascabelitos tilín tilín tilín, mientras remata que limpiaron todo rapidito para que nadie se diera cuenta. 

Manoa tiene sueño; tiene que ir a la escuela, no quiere desayunar y está molesta conmigo porque sabe que estoy allí tan temprano solo para llevarme a Bolan. Me pregunta cuándo me voy otra vez de viaje y baja la mirada hacia el plato cuando respondo que no lo sé. 

Manoa siempre tiene el cabello hecho un desastre. Tomás completa todas sus frases repitiendo lo último que dice. Cleopatra pone orden en el contrapunteo, acaba con las dudas y les recuerda que son niños, que vayan a jugar. 

 No. Manoa no es una niña y definitivamente no es de este mundo. 

Manoa nos recuerda que ya es tarde y no hemos picado la torta; tampoco hemos cantado el cumpleaños feliz. Somos Cleo, ella y yo. Me felicitan y me besan. Es nuestro último abrazo, Manoa, y no lo sabemos. En nuestro desandar diario, los grandes damos todo por sentado; el amor, las personas, el trabajo, el dinero. Nadie en su sano juicio quiere imaginar un mundo en el que no estés.

Manoa tiene unos ojitos hermosos y profundos, enmarcados con unas cejas preciosas y una pollina terca que aparta de la frente, con gesto automático. Manoa opina, comenta, concluye: es como una anciana sabia que habita el cuerpo de una niña. 


Manoa duerme. No hagan ruido por favor, que tiene el sueño ligero.





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