Diariamente, aplico "diez segundos para diagnosticar al cerro" mientras cambia el semáforo de la avenida Luis Roche.
El Ávila luce en ocasiones triste, majestuoso, silente, quemado. Optimista o necesario; recurrente, abusado, irrespetado, reiterativo. Un día es motivo, rabia, hastío, encierro, peligro, seductor a distancia, poema o declaración. Aquí, todos los adjetivos, sentimientos y calificativos son bienvenidos.
Cuando la inseguridad de la calle me lo permite, ¡hasta fotografío al cerro! Antes de salir de mi casa abro la cámara del celular y lo pongo a tiro en mi bolso. Al salir a mi calle, saco el teléfono y ¡Zas! flashazo- intrépido-anti-motorizados.
Hoy nos pidieron otra vez en la agencia que regresáramos a casa temprano. El país está fracturado. Vengo de caminar embobada viendo al Ávila durante todo el trayecto. Estos son días que bien habríamos disfrutado en diciembre, que fue en cambio un mes tan frío, nublado y oscuro.
Ahora vivimos días de cielo azulado y tristes por lo que sucede a ras del suelo.
Mientras el azul arriba te quema los ojos, las calles se tiñen de rojo sangre.
¿El título de este post? Sí. Es una canción de María Teresa Chacín. Una de esas piezas que te alborotaba el orgullo y te ponía contento de inmediato (como si eso fuera difícil para nosotros, que sólo con vivir la peor de las desgracias ya estamos listos para estrenar nuestro mejor chiste). La voz dramática de María Teresa siempre me encantó. Desde las intervenciones maravillosas con el maestro Aldemaro Romero, hasta sus melodías románticas en Sábado Sensacional.
Para mí, Venezuela es su música. Ese es mi primer recuerdo de quiénes somos, mi primer contacto con mi cultura. En casa de mis abuelos, donde crecí, siempre hubo música. Más tarde aprendí lo demás. Centeno Vallenilla, Soto, Cruz, Andrés Bello, Ramos Sucre, Pietri, Salustio, El Chino, Antonieta Madrid...
Si algo extrañaré de mi país, ese que ya no existe, es su banda sonora orgánica, sus melodías sabrosas y sus voces. En las fiestas siempre se bailaba a Venezuela y se cantaba a Venezuela, al menos para asomar el clímax a punta de tambor y cerrar el bochinche con el "Alma Llanera".
Desde bien temprano amé cantar y bailar... una vez tuve que teñirme de betún para poder interpretar el canto de faena de "Pilón". Fui feliz.
Hubo un tiempo en el que mi mamá nos llevó a mi hermana y a mí hasta la UCV, donde era profesora. Nos dejaba tocar las curvas del Pastor de nubes de Jean Arp y esperó siempre a que corriéramos hasta el cansancio por las rampas del Aula Magna. Loly y yo hicimos clases de cuatro en aulas de la escuela de Educación, hasta que nos rompimos los dedos o ya no hubo profesor, no me acuerdo. Para nosotras no había edificios ni jardines más bonitos en el mundo que aquellos de la ciudad universitaria.
Pensar en la Venezuela donde crecí duele, aquí y ahora.
Deseo despedirme del país que conocí. Quiero registrar las voces que me habitan antes de que la memoria responda al desarraigo.
Canto a esa Venezuela que jamás volverá a ser y que en mi caso, visualizo como una variopinta banda sonora de muchas versiones y entidad multiforme.
Este es mi playlist de Adiós, mi Venezuela. Son las canciones en esta primera entrega que me recuerdan mi infancia y hasta mi temprana adolescencia. Las que van a ir conmigo siempre.
Porque no hace falta que me vaya de aquí. Ya soy una extranjera en mi propia tierra.
El ejercicio es como poner mi iPod primario en aleatorio. Aún presiento una clasificación temporal, incluso en la arbitrariedad. Que lo disfruten.
El twist que no viví, el rock que cantaré siempre
(Del porqué amo a The Beatles, por ejemplo)
Magia blanca. Trío Venezuela
El último beso. Los 007
Detén la noche. Los 007
Aleluya. Cherry Navarro
Mi limón, mi limonero. Henry Stephen
Tú la vas a perder. Los Darts
Si estás triste. Los Darts
Por qué te vas. Los Supersónicos
El hombre de la cima. Edgar Alexander
El guía. José Luis Rodríguez (sí, "El Puma")
Amor. Spiteri Brothers
De mis afectos. No puedo dejar de colocar aquí la versión de Los Amigos Invisibles y la participación en vivo de Jorge Spiteri, pero el sonido es fatal. Advertidos están.
Las canciones de mi abuela
Mi abuelo siempre escuchó a Carlos Gardel, así que incluiré un par de temas que ha amado siempre mi abuela y que son bien venezolanos, aunque refieran otras latitudes y otros paisajes sonoros. Reina (sí, es su nombre) fue a muchas fiestas y carnavales con la orquesta liderada por Luis María Frómeta, un dominicano que vivió en Venezuela y que la amó y cantó hasta su muerte. Una de las dos orquestas más grandes e importantes de mi país. La otra banda fue "Los Melódicos" que también reproduzco acá.
Aaaaaañoooossss después, tuvimos la oportunidad de ir a unos carnavales con ella y verlos. Fue alucinante... Ni hablar cuando fuimos a ver "Cantando con Billo´s" en el Teatro Nacional, a principios de los noventa. Con la Billo´s resuena gran parte de mi banda sonora navideña, de celebraciones y fiestas.
El otro tema es una versión de Felipe Pirela de "Sombras nada más" desde lejos, uno de los temas que más quiero en mi mundo sonoro. Pasión pura.
La versión de Pirela es para quitarse el sombrero.
Qué viva España. Billo´s Caracas Boys
Nuevo circo. Billo´s Caracas Boys
Tabú. Los Melódicos
Sombras nada más. Felipe Pirela
El disco para las niñas de la casa: A la una. Serenata Guayanesa
Se cantaba en mi casa. Canciones fundamentales para alegrar el alma venezolana
En este país, tu país, mi país. María Teresa Chacín
Con el orgullo aferrado
a su propia identidad
Tu país eres tú mismo,
con tu esfuerzo y voluntad
...
Mi país no es un decir,
es la conciencia de todos
es el quehacer del presente
para forjar el futuro,
y así cultivar la senda
de nuestros libertadores...
En este país, mi país, tu país.
Moliendo café. Hugo Blanco
Cumbia con arpa. Hugo Blanco
El Catire. Aldemaro Romero con Frank Hernández y orquesta
Tuve el privilegio de entrevistar al maestro. Nos advirtieron que era muy poco probable que nos permitiera más de media hora para hacerle preguntas y tomarle fotos.
Ese día salimos de su casa siete horas después, abrumados y felices. Nadie dijo que iba a ser fácil, pero tampoco esperábamos compartir confidencias, recuerdos y que nos cantara al piano algunas de sus canciones favoritas.
La vaca mariposa. El tío Simón Díaz
Notichamo. Contesta por Tío Simón. El tío Simón Díaz
Gracias, tío Simón. Por tanto.
Presagio. Gualberto Ibarreto
María Antonia. Gualberto Ibarreto
Anhelante. Gualberto Ibarreto
Siempre amé la mandolina en este tema. Me emociono tanto al escucharlo.
La guerra de los Vargas. Unicornio
Canción mansa para un pueblo bravo. Alí Primera
Contar conmigo. Unicornio
Y llegamos a la era dorada del pop en Venezuela (y la balada romántica, of course)
Sálvame. Karina
En un país donde la mayoría de los hijos venimos de hogares de padres divorciados, madres solteras y un largo etcétera de padres ausentes, esta canción fue un éxito inmediato.
A quién. Karina
Nada más poderoso que el primer despecho. Karina fue mi tabla de salvación.
La noche es mágica. Karina
La canción más creepy de mi catálogo preadolescente. Me encantaba Mecano, así que si escuchan atentamente, todo calza a la perfección. Finalmente, este también era el tutorial perfecto para bailar en los ochenta. I love you Karina.
Si tú te vas. Colina
Talentoso con actitud y vida muy muy muy rock n´roll.
Ganas de llorar. Témpano
Dame solo un minuto. Témpano
Aún paso por tu casa. Fernando y Juan Carlos
Blanco y negro. Elisa Rego
Ni hablar de cuando conocí a Elisa gracias a mi flaco. La besé y la abracé tanto, que debí asustarla.
Para no asustarlos a ustedes, encontré este resumen que contiene a Franco, Rudy La Scala, Kiara, Montaner, y Pentágono, entre otros:
Aquel lugar secreto. Yordano
Química. Frank Quintero con Karina
La canción de mi tío José. La dama de la ciudad. Frank Quintero
Salsa, Latino Pop Bailable y demás especias (por aquí, pase adelante)
Gracias tíos y tías, por enseñarnos a bailar salsa. La salsa brava, la del barrio, la trancada.
Bailar siempre me hará feliz. Siempre.
Llorarás. Oscar De León con Vladimir y Albóndiga Monge
Mi bajo y yo. Oscar De León
Esta es una de mis versiones favoritas. Oscar es un duro. Sin duda.
Este es el gran libro que quise y lamentablemente no pudimos hacer en RHM. Mi deuda editorial.
Mentiras. Sergio Pérez
Tremendo videoclip, tomando en cuenta que fue en 1987...
Mueve un pie. Sergio Pérez
Abran puertas y ventanas,
Que la música nos llama,
Abre el corazón para que puedas escuchar,
Que equivocaciones
Que ayer fueron callejones,
Hoy son avenidas
Que podemos transitar
Chamo Candela. Daiquirí
Me falta todo. Diveana
Noches de media luna. Diveana
Y llegó Melissa
Melissa, prácticamente, me salvó la vida y me alejó del pop romanticón que se escuchaba a todas horas en mi casa, ganando terreno a los discos de Rock, heavy y blues que tímidamente también se podían escuchar cuando el matriarcado así lo permitía.
El look de gata rebelde de Melissa sacudió mis cimientos. Su voz grave, las mallas y el cabello suelto me invitó a reencontrarme con mis rulos castaños y a preferir el cabello suelto. En ella, todo era actitud, baile y más actitud. Una cantante pop y romanticona (sí, veo la contradicción) embutida en animal print, botas a lo heavy metal (que maltrataría nuestros ojos a finales de la década) y mucha rebeldía. Las canciones de Melissa competían con mis discos y cassettes de otras heroínas, como Ana Torroja, Madonna o Cindy Lauper. Era posible ser una rockera caribeña. Poco importaba que ella fuera rubia, rubísima. Era posible. Eso estaba claro.
Generación. Melissa
Y yo no digo que seamos de oro puro
que no tengamos un lado oscuro,
pero títeres no somos, eso no...
Somos tú y yo. Generación Halley. Melissa
No soy una señora. Melissa
Una especie en extinción. Melissa
A punto de caramelo. Melissa
Me estoy sintiendo sola. Melissa
Crush pop
Algo hizo click en mi cerebro cuando aparecieron estos chamos con su pinta new wave y sus pantalones rotos. Aquí sonaban grupos de todas partes del mundo, en estos estábamos súper actualizados por ser la puerta de entrada del Sur. Boy Band alternativa, estuvieron en programas alternativos como A Toque, de Érika Tucker. Algo cambiaría (y me salvaría)...
Depende de ti. Wag
Letras. Wag
La revelación: el amor no existe, hay que hacerlo
Cabeza. Sentimiento Muerto
A partir de aquí, comienza el segundo capítulo de mi réquiem sentido para mi Venezuela.
(Próxima entrega)